El Metrobús Laguna no es una ruina ni es pasado, es evidencia del fracaso
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Un proyecto que significó uso de recursos no puede enterrarse y olvidarse por decreto. El proyecto involucró una planeación de la que debe haber responsables
Si hay algo que me irrita es que cada tres o seis años nuestros gobernantes quieran enterrar el pasado, quieran darle vuelta a la página, sin haber resuelto la imperante corrupción, las constantes omisiones, las malas planeaciones o el dispendio de recursos que no son de ellos.
El tema, a propósito de una de las más grandes afrentas al pueblo: el Metrobús Laguna.
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El gobernador Manolo Jiménez dio a conocer que el proyecto será reorganizado y que, al igual que la modernización, será de ahora en adelante responsabilidad del municipio. El alcalde de Torreón, Román Cepeda declaró: “El Metrobús es un tema del pasado, se debe dejar atrás...”.
No. Un proyecto que significó uso de recursos no puede enterrarse y olvidarse por decreto. El proyecto involucró una planeación de la que debe haber responsables. Involucró uso de recursos públicos que fueron y serán tirados a la basura (aunque digan que quieren utilizar parte de la infraestructura) y que, como tal, debería tener responsables.
Cierto, como dijo el presidente municipal, que a él y a los actuales gobiernos les toca responderle a la ciudadanía. Sí, cargar con el costo político de un proyecto fallido, pero no por eso se puede cerrar los ojos a las irregularidades del pasado.
Sí. Por fin se aceptó que el proyecto no tenía ni pies ni cabeza y, en lugar de seguir pateando el bote hacia el frente, se buscó poner una solución. Pero no por eso se puede dar vuelta a la página.
Sí. Qué bueno que se hable de un “ambicioso proyecto de modernización” para el transporte, tan esperado desde que nos prometieron el Metrobús. Pero qué garantías existen de que un nuevo proyecto no vuelva a terminar en un nuevo fracaso y que, como ahora, futuras nuevas administraciones vuelvan a querer enterrarlo en el pasado.
Transferir el proyecto al municipio no resuelve los problemas estructurales. No basta con “pasar la batuta”. Si el Ayuntamiento se hace cargo, primero debe hacer una auditoría profunda, asumir responsabilidades y diseñar un plan transparente y factible.
AL TIRO
No hay que olvidar que la obra presenta daños visibles: la estación Nazas sufrió el colapso de una losa y sigue pendiente un peritaje técnico y administrativo para determinar responsabilidades y definir su futuro, pues a la fecha no hay conclusiones. Además, parte de la infraestructura construida está deteriorada o vandalizada; las estaciones se han convertido en depósitos de basura.
No hay que olvidar que estudios de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) señalaron sobrecostos, mala calidad en los materiales y supervisión deficiente. No ha habido, tampoco, transparencia sobre ellos.
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La población ha visto promesas incumplidas durante casi una década, con infraestructura dañada que no mejora la movilidad real. Esto ha generado frustración y ha erosionado la confianza en los gobiernos.
Un nuevo plan es necesario y urgente, sí; debe explicar qué se usará, cómo y cuándo, sí; pero debe empezar por traer los errores, negligencias, malas planeaciones y posibles actos de corrupción al presente. Que haya castigos y responsables. De lo contrario, qué garantías tenemos que no vuelva a suceder lo mismo.