El pendiente sindical en Coahuila

Opinión
/ 22 septiembre 2024

De tradición sindicalista, el ambiente laboral de Coahuila ha transitado en los últimos 50 años por una serie de escenarios que han evolucionado desde una de las huelgas más impactantes de finales del siglo 20 en México, a un clima de tranquilidad chicha en estos primeros 24 años del 21.

Empecemos con el recuento de la huelga de Cinsa-Cifunsa en 1974, cuando después de lo que parecía ser una “tranquila” negociación del contrato colectivo con la CTM, se llegó a la asamblea informativa que ya había sido penetrada por el Frente Auténtico del Trabajo (FAT) y su asesor Arturo Alcalde Justiniani, en ese entonces un joven abogado chilango, que, sin más, anunciaron que los líderes sindicales habían sido destituidos y reemplazados, dando lugar a uno de los movimientos de huelga más importantes en la historia de Saltillo, ya que se convirtió en un movimiento social que sumó a estudiantes, amas de casa y otras agrupaciones sindicales que apoyaron a los huelguistas hasta lograr el objetivo de un aumento salarial de emergencia y el 50 por ciento de los salarios caídos.

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Dentro de la CTM y también en el centro empresarial, tanto del sureste de Coahuila como en los organismos de Monterrey, se inició una gesta de planeación de la nueva manera de tratar las relaciones laborales y la capacitación sindical de asesores y funcionarios sindicales, que se tradujo en un clima de tranquilidad industrial, al menos hasta el arribo del siglo 21 y sus sorpresas.

En el amanecer del 2002, después de que los grupos radicales obreros constituidos en el eje Monclova-Piedras Negras y Torreón, a saber: CFO o Comité Fronterizo de Obreras, de Julia Quiñones y el obispo Vera, en Piedras; la Sedepac o Servicios de Desarrollo y Paz, de Elizabeth Robles, en Monclova, y el Comité Pro Justicia en las Maquiladoras, de Martha Robles, en Torreón, iniciaran una andanada de detentaciones en empresas como Sara Lee, Fujikura Torreón, Mexindro, Carrizo Manufacturing y Gildan contra la CTM, el ambiente laboral se colapsó y generó que las empresas abandonaran el suelo coahuilense, emigrando a Honduras y China entre 2002 a 2005.

La labor de la gente de Tereso Medina y la operación cicatriz en las empresas sembraron varios años más de tranquilidad hasta el 2011, cuando en Acuña las huestes del CFO, ahora asociados con los mineros de Napito en el exilio, intervinieron en PKC, siendo derrotados por la CTM.

Seis años después y con el tema de las utilidades en el centro del estado, de nuevo Napito invadió Monclova ante la ineficiencia de los herederos de Dimas Galindo, quienes descuidaron las plantas y sólo acudían a los obreros en plan recaudatorio. La intervención del Gobierno Federal y la solidez de la maniobra entre Carlos Mata, de la CTM local, y Tereso Medina lograron neutralizar el movimiento, pero la siembra ya estaba hecha en varias empresas de Monclova -Frontera, las cuales posteriormente fueron detentadas por los mineros apoderándose de un par de grandes compañías en esa región.

Llega la 4T en 2018 y con el éxodo de Pedro Haces y la conformación de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (Catem) a nivel nacional, inicia la labor de reclutamiento de membresía que tuvo éxito en el Estado de México, Querétaro y San Luis Potosí.

A Coahuila la Catem llega desde 2019, estableciendo sus oficinas en una colonia residencial de Saltillo, y con antiguos aliados de la CTM y la CROC local, que decidieron ceder a las nuevas siglas.

La primera intentona de recabar membresías ocurrió en la región Norte y Carbonífera, no pudiendo ingresar a Piedras Negras debido al muro de contención que estableció Leocadio Hernández, pero en la región de Sabinas se apoderaron del contrato de dos grandes maquiladoras automotrices.

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Cabe mencionar que las siglas de la Catem pertenecen a un sindicato “oficial” que apoya a Morena políticamente y que ha logrado la nominación de varios diputados y un senador en el nuevo gobierno de la Dra. Sheinbaum, mientras que la CTM murió en la orilla, pues no logró nada de nada en las cámaras del Congreso de la Unión y pasa por la peor crisis política de la historia de ese sindicato.

Hoy de nueva cuenta la Catem hace su labor en el Centro y Norte del estado, pero, por otra parte, el CFO ya aprendió el caminito fácil de la detentación a través de los mecanismos de respuesta rápida, por lo que el ambiente laboral de Coahuila vive una calma chicha que podrá traducirse en un clima intranquilo para el funcionamiento de las empresas, el detenimiento de las nuevas inversiones y sobre todo la verdadera representación y defensa de los derechos de los trabajadores. Veremos pronto que sucede.

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