El tenis naranja de Dante
La crisis de Nuevo León deja lecciones importantes que deberán validar los electores en las elecciones de 2024 en la entidad y en todo el país
Nunca se sabrá hasta dónde pudo haber llegado Samuel García como candidato presidencial. Para algunos, para bien y para mal, un Andrés Manuel López Obrador con esteroides, con el agregado de una esposa, influencer en temas y asuntos alejados de la política. Quedará en la especulación. Las encuestas de Reforma y El Financiero no registran el despegue espectacular, mucho menos el segundo lugar que el candidato frustrado asegura haber alcanzado. Como suele suceder con los de su especie, la realidad no importa sino lo que se dice.
La crisis de Nuevo León deja lecciones importantes que deberán validar los electores en las elecciones de 2024 en la entidad y en todo el país: la ley, las instituciones y la justicia federal cuentan y son la mejor salida para resolver conflictos y superar las crisis de gobernabilidad por el abuso del poder y la inconstitucionalidad de los actos de autoridad. Un argumento complejo para la mayoría de los votantes, pero de significada importancia.
Se afirma que las campañas de ahora, más para los partidos con precaria presencia territorial como MC, la narrativa es fundamental, porque su fortaleza debe buscarse en la comunicación. Dante Delgado, heredero genuino de la política más tradicional, ha tenido la habilidad de fugarse hacia delante; más que audaz, astuto, y con Samuel pretendía construir una opción claramente funcional al proyecto oficialista, dividiendo a la oposición bajo la falsa oferta de nueva política. En donde se encuentre don Fernando Gutiérrez Barrios, mentor de Dante, debe estar con sonora carcajada.
La narrativa de Dante era la nueva política; como tal, Mariana y Samuel con su tenis naranja le venían como anillo al dedo. El entuerto de Nuevo León por el miedo de Samuel por un gobernador interino no sometido a él, lo dejó sólo con las zapatillas y ahora anda en búsqueda de su cenicienta. Las posibilidades del diputado Jorge Álvarez Máynez, a quien no se le regatea talento, crecen, pero carece de la seductora frivolidad de la pareja regia. Ojalá y el candidato sea Date, aunque su ridículo sería no por el tenis naranja, sino por aquello de la nueva política.
Corre la especie que la razón de la connivencia de Dante con López Obrador son los esqueletos en el clóset, rumor malintencionado mientras no exista certeza que lo corrobore. Fidedigna podría ser la versión de Raymundo Riva Palacio sobre el caso judicial contra Samuel García y familia, a punto de iniciar en la contienda por la gubernatura en 2021; al ver perdida la causa de Clara Luz Flores, candidata de Morena, instruyó dejar a salvo a Samuel, un mal menor en la idea del presidente respecto a lo que significaría un triunfo del candidato del PRI, Adrián de la Garza, y vaya que le ha resultado rentable para golpear al PAN, PRI y Xóchitl.
La realidad es que la narrativa de Dante sobre la nueva política no le basta para ocultar su funcionalidad con López Obrador. ¿Extorsión, convicción o cálculo político? no importa. De principio a fin su postura ha sido dividir el voto opositor. El regreso de Samuel a la gubernatura le deja colgado de la brocha. La mejor opción es Patricia Mercado, lo mejor de MC, pero su autenticidad y probidad políticas impide a Dante manipular el juego sucesorio y la campaña misma, por lo que ella ha declinado ser postulada; al igual que los dirigentes del PRI, su interés no es la elección presidencial, sino las prerrogativas y la representación parlamentaria. Ivonne Ortega es otra posibilidad, pero es ingobernable por su ambición política. Seguramente terminará negociando con Claudia y López Obrador por su propia cuenta.
Cualquiera el candidato desdibuja el proyecto del jugador único, Andrés Manuel. Todas son piezas, Dante, Samuel, Mariana o quien sea, excepto Patricia Mercado. La tercera vía para López Obrador y Dante era cuestión de votos, pero una postura diferenciada en la oposición sólo se justifica por su autenticidad, la veracidad de su proyecto y por una genuina opción transformadora de la política y del gobierno. Dante, en el contexto igual que Samuel, tendría el voto misógino, además posee experiencia y astucia, pero no las prendas para un proyecto de tal magnitud. Su apuesta, en parte con razón, es el deterioro profundo de los partidos históricos; su problema, que él forma parte de los mismos, a pesar del tenis naranja.