Elecciones 2023: La rana hervida y el PRI
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¿Qué relación existe entre el proceso electoral por definir el próximo Gobernador de Coahuila en 2023, una rana hervida y el priismo estatal?
La mayoría de los priistas con los cuales he platicado en las distintas regiones del estado adoptan –con tranquilidad– la actitud de la rana hervida ante los sucesos por venir. Igual, ocurre con muchos coahuilenses. Todos, por igual, suponen un fácil triunfo del tricolor ante Morena.
Todos ellos han experimentado una mayor y mejor calidad de vida durante los últimos cinco años; a pesar de los recortes presupuestales anuales, los índices de inversión, empleo y seguridad pública han permanecido estables. Coahuila ha sido blindado por el buen gobierno de Miguel Riquelme ante la irracionalidad autoritaria de la 4T.
Ese blindaje ha creado la falsa percepción de una fácil continuidad transexenal; pero, no. Esos priistas y ciudadanos han estado –como ranas tranquilas– en una olla de agua a temperatura ambiente, sin susto o temor cotidiano. Sin embargo, en 2022 y 2023 la intensidad del fuego aumentará de manera gradual hasta hervir el agua a borbotones. En ese momento, esas ranas –aturdidas– no podrán saltar de la olla para salvar sus vidas, por haber ilusamente pensado que la temperatura del agua nunca cambiaría.
Esa metáfora, relatada por Peter Senge en su libro “La Quinta Disciplina”, ilustra con precisión lo que ocurrirá si priistas y coahuilenses dejan hervir sus cuerpos –con sesos y corazón incluidos– por imaginar que las elecciones del 2023 serán un paseo dominical a Arteaga para comer carnitas de puerco con chorizo y tomar un caguamón sin la familia.
El objetivo de AMLO es doble: Desaparecer el PRI de la faz de la tierra y alcanzar 23 gubernaturas antes de las elecciones presidenciales de 2024. Lleva 17, más cuatro que obtendrá este año: Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas para completar 21.
Por ello, AMLO pondrá toda la carne en el asador o dicho en lenguaje tabasqueño; todos los trozos de cerdo a la tabasqueña en las brasas.
¿Qué eventos harán hervir el agua sin que muchas ranas –priistas y ciudadanas– lo noten por su extrema confianza en la capacidad estratégica de Miguel Riquelme quien, por cierto, no estará en las boletas de 2023? Los jaloneos, pellizcos y patadas debajo de la mesa de los priistas previo a la elección interna de su candidato.
La salida de Jericó Abramo del PRI. Su posible alianza con Morena o Movimiento Ciudadano. Las incursiones sistemáticas de Ricardo Mejía a Coahuila, quien no desaprovechará ocasión para hacer campaña sin dejar la subsecretaría de Seguridad Pública. El pataleo, las mordidas y los gritos histéricos de Luis Fernando Salazar, Armando Guadiana y Reyes Flores por arrebatarle la candidatura a Mejía. La postulación formal de Mejía como candidato a vencer. La guerra sucia de Morena contra el PRI –que hará palidecer cualquier escena de los siete infiernos de Dante. El apoyo de gobernadores morenistas –de Sonora y Tamaulipas, por mencionar dos, a Mejía. La intervención de AMLO en el proceso electoral desde las mañaneras.
En este momento, el agua hierve a borbotones y sale de la olla: ¿Habrán saltado antes las ranas priistas y ciudadanas o, no lo notaron y perecieron hervidas?