Empresas: La clave para mantenernos enfocados en 2025

Opinión
/ 19 diciembre 2024

Vale la pena contagiarnos de la magia navideña y darle un lugar a nuestros sueños para que trabajen por sí mismos

Diciembre es época de metas. Nos invita a reflexionar sobre lo que logramos y a proyectar lo que vendrá. Ya sea con mayor o menor anticipación al cierre del año, las empresas evalúan resultados, trazan nuevos objetivos y elaboran un plan.

Pero en esta planificación estratégica y racional, lo más importante es lo que no figura, lo que no está enunciado: los sueños que desafían la realidad. Aquellos que nos entusiasman, pero que si intentamos plantearlos como objetivos y trasladarlos a estrategias, dejan de parecer posibles. Los que nos sostienen y nos empujan.

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Como empresarios, sabemos bien de qué se trata esto. Hemos vivido en primera persona lo que es hacer realidad aquello que alguna vez nos atrevimos a imaginar, sin razonamientos previos, simplemente porque nos ilusionaba. Del mismo modo, y debido a los momentos difíciles por los que todos hemos pasado, sabemos lo que es no animarse a soñar.

Tenemos que reconectar con nuestros deseos y necesidades más profundas. La claridad acerca de lo que queremos y de lo que no queremos es determinante para tener foco. Se trata solamente de tenerlo claro, sin pensar ni cómo ni cuándo se podría lograr. Sin proyectar caminos, estrategias o soluciones.

Para eso, estimado empresario, quiero compartir contigo algo que siempre les aconsejamos hacer a nuestros clientes antes de las celebraciones de fin de año. Se trata de un ejercicio simple y breve que cambiará significativamente los logros que van a obtener en el año.

Para esto, piensa en tres situaciones que no quieres volver a vivir en tu empresa. Tal vez problemas financieros, un cliente complicado o el esfuerzo de todo un año sin ver resultados que valgan la pena. Saber lo que queremos dejar atrás es fundamental, porque lo que nos está diciendo es que son situaciones que atentan con nuestros valores o con nuestra calidad de vida o la de quienes más amamos. Toma una hoja y escríbelas en una columna sobre la izquierda. Después, piensa en tres cosas que realmente deseas y te ilusionan. Entre ellas incluye alguna que no tenga nada que ver con el trabajo y el negocio. Escríbelas en una columna a la derecha.

¿Por qué hacerlo? Porque cuando lo escribimos de nuestro puño y letra algo se pone en marcha. Empezamos a alinear nuestras decisiones con lo que de verdad importa. Y a la vez se fortalece nuestra determinación de no repetir situaciones que afectan nuestra calidad de vida.

En ese proceso también surgirán nuevas preguntas, incómodas a veces, pero necesarias: ¿Qué se puede hacer de manera diferente? ¿Cómo hacerlo? ¿Qué se puede cambiar? No importa si no tenemos respuestas, eso no significa que no existan. Al contrario, nuestro cerebro se pondrá en marcha porque está hecho para buscar soluciones.

Y aquí va algo importante: no te digas “esto no tiene arreglo”. Otros empresarios, en las mismas circunstancias, ya encontraron salidas. Resolver problemas es casi una marca registrada de quienes lideran negocios. Lo hacemos incluso cuando parece no haber opciones.

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En estos días, vale la pena contagiarnos de la magia navideña y darle un lugar a nuestros sueños para que trabajen por sí mismos. Porque, aunque no lo parezca, buscan su manera de hacerse realidad.

Es mi mayor deseo que el año que está por comenzar sea un hito en tu recorrido empresarial, que disfrutes de una empresa próspera y rentable y que sea la mejor expresión de tus valores y deseos.

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