En vida, hermano, en vida

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Pues otra cosa que Carmelita me contó en su momento fue que gracias a esa amistad, ‘El Perrito’ Estrada se le acercó para que lo apoyara en su ópera prima como director, ‘Camino Largo a Tijuana’
Una semana después del homenaje a las nonagenarias actrices de la Época de Oro del Cine Mexicano, Elsa y Alma Rosa Aguirre, la Cineteca Nacional fue escenario de más merecidos homenajes.
Estos se llevaron a cabo en el marco del 78 aniversario de la creación de los sindicatos de la industria cinematográfica STPC y STyM así como de los Estudios Churubusco, durante el cual se rindió a uno de los mejores directores del género del terror en el cine mexicano, Carlos Enrique Taboada (“Hasta el viento tiene miedo”; “El libro de piedra”) así como a José “El Perro” Estrada y el chihuahuense Gonzalo Martínez Ortega quienes se distinguieron por su compromiso con el cine de calidad y la defensa de la labor profesional de los autores y guionistas como también ellos fueron, pero que a diferencia de Taboada que inclusive “de rebote” lo pudieran conocer las nuevas generaciones por los nefastos remakes que se han hecho de sus obras, los grandes públicos no los hacen en el mapa en nuestro cine.
Previo a la proyección del clásico remasterizado “El rebozo de Soledad” (Roberto Gavaldón, 1952), con la que se dieron por iniciados 10 días de actividades en el mencionado complejo cinematográfico, hubo una ceremonia en la que el secretario general del STPC y de la Sección de Técnicos y Manuales de los Estudios Churubusco, Felipe Merino, y el cineasta Oscar Blancarte, Secretario General de la Sección de Directores, entregaron a la viuda de Carlos Enrique Taboada, María del Rocío Amézquita, y a la de Gonzalo Martínez, María Luisa Alcaraz y a su hija, Luis Martínez, los respectivos reconocimientos. El único que brilló por su ausencia fue Luis “El Perrito” Estrada, quien no pudo asistir a recoger el de su padre, José Estrada, el cual recibió en su nombre el cineasta Sergio Olhovich.
Ni falta que hizo “El Perrito” en realidad, ya que el maestro Olhovich fue el mejor depositario de ese honor luego de coincidir con Martínez Ortega en el aula de estudios cinematográficos en la antigua Unión Soviética, México les dio la bienvenida haciéndolos parte importante de la hoy emblemática generación de directores del “nuevo cine mexicano de los 70” en cuyo período Gonzalo Martínez realizó una de sus obras más importantes, la épica revolucionaria “El principio” (1973), ganadora de los principales premios Ariel de su año, entre ellos dos para él como Mejor Director y Argumentista.
De José Estrada, por otro lado, además de conocerlo con anterioridad, supe de primera mano de primeros actores con los que él trabajó como Ignacio López Tarso y Carmen Montejo en clásicos como “Cayó de la gloria el diablo” (1972) y “El profeta Mimí” (1973) el por qué se ganó a pulso el mote de “El Perro” y de otras actrices como la coahuilense Carmen Salinas a quien la unió con él una amistad desde que trabajó bajo sus órdenes en la última película en la filmografía del cineasta, “Mexicano tú puedes” (1985), ya que gracias a esta ganó una Diosa de Plata a la Mejor Actriz de su año y tuvo la oportunidad junto a su compañero en la misma, el primer actor Sergio Jiménez, de viajar a la mencionada Unión Soviética donde el filme estuvo en competencia dentro del Festival Internacional de Cine de Moscú.
Pues otra cosa que Carmelita me contó en su momento fue que gracias a esa amistad, “El Perrito “ Estrada se le acercó para que lo apoyara en su ópera prima como director, “Camino largo a Tijuana” (1988), y fue la única en la que trabajó con él porque a partir de que probó el cineasta las mieles del éxito el director de “La ley de Herodes” (1999) “se hizo el desentendido” y nunca más se le acercó para invitarla a otro proyecto cinematográfico. ¿Qué le impediría ahora recoger el premio de su padre?
Comentarios a: galindo.alfredo@gmail.com; Threads: Alfredo Galindo; X: @AlfredoGalindo
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- 21 noviembre 2023
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