Encrucijada automotriz
Bastantes obstáculos ha tenido que sortear la industria automotriz mexicana a la fecha, desde los estragos por la crisis de semiconductores, la pandemia que ha afectado la fuerza laboral de las armadoras y distribuidores de autos en México de la mano de la lenta recuperación económica con inflación alta, la polémica por controversias surgidas en el T-MEC que giran en torno a este sector, y como si esto no fuera todo, ahora está el tema de la entrada en vigor ya efectiva de la regularización de autos de procedencia extranjera o denominados “chocolate”, que en su mayoría provienen de los Estados Unidos.
En 2021, según el INEGI, las ventas de autos nuevos crecieron un 6.8 por ciento respecto al año anterior, se colocaron en el mercado mexicano alrededor de 1.15 millones de autos ligeros, sin embargo, todavía le falta un buen trecho para recuperarse a los niveles de venta prepandemia, pero el problema medular es que sigue la incertidumbre por cada variante del virus que pueda ir surgiendo, como la que ahora tenemos entre nosotros y que sin lugar a dudas vuelve a frenar las expectativas de reactivación y crecimiento del sector.
La debilidad del mercado interno y el poder adquisitivo del consumidor final son obstáculos que se deben de superar. Los consumidores mantienen mucha cautela sobre su condición económica y es por ello que la adquisición de autos no ha logrado reactivarse con más vigor. A este ánimo de compra tenemos que sumarle factores como las presiones inflacionarias al consumo, el poder adquisitivo del salario, el tipo de cambio y la no menos importante tasa de interés alta en los créditos.
Por otro lado la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz ha señalado que si bien nuestro país ocupa el séptimo lugar mundial en fabricación de vehículos, la producción interna en el año 2021 disminuyó un 2 por ciento respecto a 2020 con una producción total de 2.9 millones de unidades y que otro factor a considerar dentro de esta incertidumbre del mercado es la propuesta del presidente de Estados Unidos de apoyar a sus compañías en la producción y venta de vehículos eléctricos con interesantes estímulos fiscales. Así el panorama.