Es una plaga... por decir lo menos...
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Por cuarto año consecutivo, México mantiene la misma calificación en el Índice de Percepción de la Corrupción: 31 puntos. La escala del IPC va de cero –altamente corrupto- a 100 –muy limpio-. México se ubica en la posición 126 de los 180 países evaluados por Transparencia Internacional. Dicho en palabras llanas, no estamos entre los más honestos. Las formas de corrupción varían, pero las más comunes son el uso ilegítimo de información privilegiada y el patrocinio; además de los sobornos, el tráfico de influencias, la evasión fiscal, las extorsiones, los fraudes, la malversación, la prevaricación, el caciquismo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo, etc. De todas tenemos en nuestro país. Y rara vez se castiga a quienes la cometen. Sin duda que eso ha contribuido a su arraigo y no se le ven visos de marcharse.
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Se trata de un fenómeno global, que históricamente ha permeado en las distintas culturas del mundo. Obstaculiza de manera terrible el desarrollo equitativo de los pueblos porque enturbia los patrones de la convivencia social. En el ámbito económico, la corrupción desvía recursos públicos hacia fines ilícitos, lo que genera disminución de la inversión extranjera y el aumento de la pobreza. En el ámbito político daña la credibilidad de las instituciones, incide en la falta de transparencia y promueve el advenimiento de caudillos populistas o autoritarios. Y en lo social, le resta a la calidad de vida, aumenta la delincuencia y agudiza la desigualdad. Pero más allá de esta problemática específica, esta perversión tiene un impacto cultural profundo, porque normaliza la ilegalidad al fracturar severamente el imperio de la ley, a más de hacer polvo los valores éticos.
En el sector público abundan los corruptos, no es exclusivo, porque en el privado también los hay por montones. La sicóloga María Jesús Álava Reyes, explica que hay “ciertas predisposiciones” para que alguien pueda caer en la corrupción. Sigue diciendo que arriban personas “que tienen una ambición desmedida de poder, de dinero, de riquezas... que son inflexibles con los demás y que siempre justifican sus sinvergüenzadas, esto último lo digo yo. Los tipos de esa laya no sienten culpa alguna, son egoístas extremos acusando una falta de empatía total. Por supuesto, carecen de principios. Subraya, la especialista, que siempre ha habido y habrá corruptos, y que los actos de corrupción se incrementan cuando no hay consecuencias lo suficientemente disuasorias “y cuando su aplicación no es inmediata. Si la persona piensa que compensa, lo volverá a hacer”. Y el remate, no se arrepienten de nada. Y como tienen proclividad los electores para votar por estos desgraciados.
Combatir la corrupción, no es tarea fácil, demanda un enroque integral de medidas de prevención, detección y sanción. Requiere del fortalecimiento de las instituciones públicas, de la promoción de la transparencia y de la rendición de cuentas, de la implementación de mecanismos de control y auditoría, de irse con todo en las investigaciones, en la persecución penal de los casos de corrupción, y aplicar penas severas a los corruptos. Pero también se NECESITA voluntad política, pero en serio, con compromiso y responsabilidad de por medio, o seguirán sin obtenerse resultados reales y duraderos. Y algo esencial, sustantivo, para abatirla, es hacer cambios que no dependan nada más de la honestidad de una persona o de un grupo de funcionarios, sino que se vuelvan consuetudinarios, y que operen independientemente del color del partido en el gobierno. Esto que expreso está más que sabido. En México tenemos leyes para combatirla, se han creado hasta fiscalías especializadas a nivel federal y estatal... ¿y por qué diablos sigue imponiendo su ponzoña?
Los expertos en la materia comparten una serie de medidas a implementarse para hacerle frente. Me permito transcribir algunas de ellas. La número uno es la PREVENCIÓN, que se traduce en el fortalecimiento del marco legal, es decir, robustecer las leyes en la materia que abarcan todos los sectores y niveles de gobierno. Asegurar el acceso a la información pública –transparencia– y promover la participación ciudadana. Fomentar una cultura de ética, tanto en el sector público, como en el privado. Capacitar a los funcionarios en el conocimiento de la normativa y las mejores prácticas. Implementar mecanismos de control interno eficientes para prevenir y detectar actos de corrupción. Facilitar la presentación de denuncias de forma segura y confidencial, protegiendo a los denunciantes. Castigar a los responsables de actos de corrupción de manera ejemplar, sin importar su posición. Recuperar lo robado, pero no nada más de lengua, sino en los hechos. Con relación a esto último, me viene a la memoria la forma en que se castigaba entre los tarascos a los funcionarios corruptos. Ahí le va, pena de muerte para él y toda su familia y se quemaban todos sus bienes. No había rateros entre la clase gobernante. Hoy día, bastaría con que le decomisaran al ladrón todos sus bienes y le dieran cadena perpetua. Es imperativo romper la cadena de corrupción, se tapan unos a otros.
He tenido la oportunidad de trabajar en el sector público, los salarios que he percibido son dignos, pero NINGUNO me ha dado para salir millonaria. No dan las percepciones para eso. De modo, que funcionario que salga rico, NO ES DE FIAR. A quien le guste la plata, como dice el expresidente uruguayo José Mujica, que se dedique a otra cosa. Aprovecharse del puesto “para hacer negocios”, es una desgraciadez. Este país nuestro está enfermo de corrupción e impunidad. Ya es hora de cambiar el destino al que lo han condenado los sinvergüenzas, los indiferentes y los cómplices y poderosos empresarios que se prestan a ello... ah y de un tiempo acá, la delincuencia organizada, y vaya que están organizados, a diferencia de quienes se supone que los combaten. La pobreza no está resuelta, hay millones de mexicanos que la padecen, por eso son presa fácil de mercanchifles metidos a políticos. Y me pregunto ¿hasta cuándo?... Y una más, ¿hasta cuándo se va a impartir educación que promueva el desarrollo INTEGRAL de los mexicanos? ¿Hasta cuándo la educación va a entenderse como la mejor INVERSIÓN que un país puede hacer a favor de si mismo?