Falso placer tóxico y letal

Opinión
/ 9 marzo 2024

Este muchacho está probando la droga por curiosidad. Aprovecha venta clandestina, subrepticia y facilitada.

Busca sensaciones de placer. Imagina fantasías y experiencias deleitosas. Mete en su torrente circulatorio algo que no es alimento ni medicina, en dosis intencionalmente acentuada.

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Se alteran los equilibrios y las proporciones en su organismo. Se producen estados de aceleración, irritación, excitación desacostumbrados. Parece agradable; pero es fugaz. Queda una fatiga orgánica, un desgaste en las entrañas, una sensación de sopor enfermizo y dañino.

Hay ligeras lesiones cerebrales y un sistema nervioso en estado de alarma. Hay defensas enloquecidas que se vuelven tóxicas, se perjudican órganos antes eficientes y saludables. Es un precio que empieza a ser alto por un mínimo de euforia volátil.

DETENER DETERIORO ACELERADO

Si hay reincidencia para mayor placer, se empieza a generar la adicción. Quitará libertad. Viciará decisiones de la voluntad. Se volverá apetito obsesivo. Se apresura el despilfarro y hasta la avaricia voraz que busca ingresos para pagar nuevo vicio. Se intenta ocultamiento, disimulo, mendacidad, fingimiento pretendiendo una peligrosa privacidad perniciosa.

Si se empieza con lo que parece mínimo, no tarda en desarrollarse una avidez, una artificial necesidad que anhela intensificar y frecuentar lo que antes era esporádico y eventual. Ya es un adicto, ya ha tenido que ir al hospital. Ya los diagnósticos son gradualmente alarmantes. No tarda en ser un número más en la estadística de los fallecidos por dosis excesivas.

Familia, centros educativos, medios de difusión, comunidades de fe, redes sociales, presupuestos oficiales... todo ha de crear un ambiente que desenmascare el tráfico clandestino y que informe constantemente los daños orgánicos y mentales y la deshumanización progresiva que produce el consumo de las sustancias psicotrópicas.

PORNO ENDÉMICA

En epidemiología, endemia es un término utilizado para hacer referencia a un proceso patológico que se mantiene de forma estacionaria en una población o espacio determinado, durante períodos prolongados.

No es solo epidemia, ni siquiera pandemia. Lo endémico se circunscribe por determinado espacio y tiempo. Aplicado el proceso patológico, no a algo viral en ámbito corporal, sino a influencias de comunicación mediática, se puede hablar de porno, no solo gráfica sino también pictórica, cinematográfica, musical, publicitaria, humorística, radiofónica televisiva y más...

La libertad de difusión puede convertirse en libertinaje creciente. Está endemia de desinformación y deformación puede catalogarse como causa próxima o remota de la pederastia, del embarazo adolescente, de la prostitución invasiva, de los abortos multiplicados, de las infidelidades matrimoniales... de todos los desórdenes, abusos y delitos que deshumanizan la sexualidad.

La vacuna contra esta situación endémica ha de mezclar el ingrediente de una sana legislación limitativa y las sugerencias creativas de la misma sociedad afectada, contagiada y lesionada por incuria o negligencia para aplicar remedios para sí misma.

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VICTORIA CONTRA EL MAL

“El mal no existe. Es solo carencia de bien”, dice Víctor a Alma. “Tampoco el frío existe. Es solo falta de calor. Tampoco existen las tinieblas, son solo carencia de luz”. “Pues hace mucho ruido lo que no existe”, observa ella sonriendo. “Mira, Alma, el mal quiere disfrazarse de existencia haciéndose aparatoso, ruidoso, imponente. Todo lo que es falso trata de aparentar para ocultar su falta de entidad”. “Es cierto”, refuerza Alma. “Si tenemos fe somos muy poderosos frente al mal. Huye y se desvanece como las tinieblas cuando llega el sol”. Conversaron en el elevador “Salimos en este piso”, dice Víctor jalando la mano de Alma, antes que se cierre la puerta...

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