Figura paterna: No se espera regalos, sino el respeto y la comprensión de los hijos

Opinión
/ 15 junio 2025

No son tan efusivos ni se comunican verbalmente con la facilidad de las madres, pero sus comentarios directos guían en momentos decisivos

El día de hoy que se celebra, festeja o conmemora el Día del Padre. Me pregunto si es una fecha que esperan nuestros progenitores y quienes tenemos el rol de padre en una familia. Hay diferencias notables entre la veneración hacia una madre y el respeto que nos inspira un padre. Algunos papás cubren funciones de mamás ausentes o fallecidas. Conozco casos, amigos de mi generación y mayores que yo, de quienes fueron abandonados por sus madres y que son notorios porque fueron casos de éxito.

Ahora existen papás que hasta peinan y arreglan a sus pequeñas hijas. Sin embargo, aunque hay una línea de mayor horizontalidad de funciones entre las parejas hombre-mujer en la crianza de los hijos, las muestras de afecto más sustantivas son dirigidas a las mamás, y reconozco que ellas son quienes más conectan emocionalmente con sus hijos de sangre o adoptivos.

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Pero hablando sobre los papás, quiero subrayar su papel esencial en temas de seguridad emocional y en aspectos ligados a la inserción a la vida laboral. No son tan efusivos ni se comunican verbalmente con la facilidad de las madres, pero sus comentarios directos guían en momentos decisivos. Su presencia física también da un valor agregado a la familia porque entraña protección.

Debe haber excepciones, pero los padres no esperan obsequios especiales, sino el respeto y la comprensión de sus hijos. Algunos de ellos tienen que desarrollar una doble faena de trabajo para poder cubrir los gastos que se generan en la familia, y en lo último que piensan es en cambiar su guardarropa o adquirir un bien para su disfrute.

La mercadotecnia comercial ha intentado aparejar en dimensión mediática los festejos del padre con los de la madre. He recibido llamadas telefónicas, mensajes electrónicos y una suerte de invitaciones para que, como padre, “aproveche” las ofertas etiquetadas para la ocasión, como si resultaran verdaderas oportunidades.

Finalmente, el grueso de quienes somos padres lo que apreciamos más que un obsequio es la llamada de nuestros hijos y conversar con ellos.

La figura paterna es bien distinta a la materna. Nos gusta prever el largo plazo, quizá sin mucho sentido de reflexión emocional. Es pequeño nuestro gusto por participar en eventos que nos conmemoren o exalten. Eso sí, necesitamos zapatos cómodos, ropa útil y práctica; tiempo para practicar deporte o para cultivar algún modo de entretenernos, pero el tiempo para trabajar y ser productivo, es primero.

Don Juan Gómez, padre de mi abuelo Apolonio, ponía a trabajar a quien lo visitara en su rancho de San Isidro, en Parras de la Fuente, Coahuila. Hablando de Apolonios, mi amigo, el humanista don Jorge López Mora (padre profundo), me compartió algo que escribió el filósofo griego Apolonio de Tiana en torno a que la existencia real sucede cuando sentimos que somos parte de un todo.

Los papás de hoy, ante el reto que enfrentan por la nueva masculinidad, deben partir de ese sentido holístico de la suma de los todos, que hace que la vida transcurra con la lógica del amor y del sacrificio por quienes se ama, antes que ser representantes de la nada y dedicarse a empeorar las circunstancias ambientales del planeta como compradores compulsivos, víctimas de la mercadotecnia comercial, que no ha podido posicionar el Día del Padre como un día para el despilfarro.

Columna: Mundo sustentable

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