Francisco: El Papa reformista, cuyos cambios no aceptan del todo los conservadores

Opinión
/ 14 marzo 2025

El aire fresco que le ha inyectado el Papa Francisco a la Institución, abriendo las puertas vaticanas, la ha envuelto en una iglesia más digerible y más en los días actuales

Hace días vi la película “Cónclave, que trata sobre el procedimiento a seguir una vez que el Papa es declarado muerto, expidiéndose la convocatoria al Colegio Cardenalicio con el fin de elegir al nuevo Pontífice.

El filme es una novela que revela la manera eleccionaria del jefe de la Iglesia católica y jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano, una dualidad que no existe en ninguna otra parte del mundo y en la que los intereses de las diversas líneas luchan por tener preeminencia y llevar a la Institución por caminos conservadores o reformistas, como ahora sucede.

TE PUEDE INTERESAR: Coahuila: Preparémonos para el futuro político implementando estrategias inteligentes desde ahora

La película nos ilumina sobre el próximo cónclave, pues tarde o temprano habrá un nuevo sucesor, ya que el actual es una persona anciana y además enferma. Desde luego, nadie desea su muerte, pero en el tránsito natural de su vida lleva buen recorrido para llegar a la meta.

El sumo pontífice cuando se desempeñaba como cardenal en Buenos Aires, ya esbozaba algunas ideas de cambio que debería adoptar la Iglesia, las cuales se mencionan en la película “Los Dos Papas”. Y, tras ser elegido, las ha ido implementando, sin embargo, al ala conservadora no le ha parecido, mostrando cierta insinuación a su rechazo.

Esas reformas, impuestas a la curia y a la estructura de la propia Iglesia universal, han removido sus cimientos, principalmente a los conservadores, cuya ortodoxia la tienen adosada a sus cerebros. Por lo que ahora, por las condiciones de salud del actual Papa, seguramente visualizan quiénes serán los candidatos al papado para que instaure nuevamente la corriente dogmática.

El aire fresco que le ha inyectado el Papa Francisco a la Institución, abriendo las puertas vaticanas, la ha convertido en una iglesia más digerible y más en los días actuales. Como ejemplos: aceptar a las personas que una vez divorciadas pueden volver a casarse sin peligro de excomunión; la llamada de atención para no cobrar los servicios que administran en las ceremonias religiosas; aceptar a los homosexuales y lesbianas, y aquella, por demás interesante, de declarar que el celibato no es un dogma, por lo que sería importante suprimir ese candado normativo, pues una legislación, por más perfecta que sea, no puede contrariar la naturaleza humana, eso se da sin que se pida, de lo contario provoca una frustración que puede recaer en anomalías conductuales que llevarían a cometer desviaciones, lesionando a inocentes, si no ahí están los múltiples casos de pederastia cometidos y algunos solapados tristemente por la institución eclesial.

Otro cambio extremadamente importante es la designación de una monja como gobernadora del Vaticano, lo que abre las puertas a la mujer en la administración de la Santa Sede, de igual manera reformó totalmente el manejo del Banco Ambrosiano, designando a expertos que no pertenecen al clero, pues eran muy notorios los actos de corrupción cometidos por algunos miembros de la iglesia.

En fin, todos esos cambios han sido bien vistos en la vida de la institución católica, cuantificando más adeptos; sin embargo, en contrapartida hay miembros de la curia romana y del Colegio Cardenalicio que no están de acuerdo, por lo que no mostrarían tristeza si faltara este Papa, quien ha sido un gran reformista.

TE PUEDE INTERESAR: Francisco: el Papa que hizo de la fe una acción viva

Francisco se ha acercado a la gente; eso es bueno. También es bueno que haya desaparecido la suntuosidad en el peregrinar por el mundo; qué bueno que ha acercado a hermanos de otras religiones; qué bueno que ha seguido usando sus antiguos y desgastados zapatos color negro en lugar de las zapatillas color rojo; qué bueno que sigue descansando en una sencilla habitación y no en los lujosos aposentos papales privados en el Palacio Apostólico, donde, como dice Morris West, “están decorados con terciopelo y brocado y querubines de oro desconchados sobre las cortinas”; qué bueno que ha roto con el rígido protocolo que hacía parecer al Pontífice como algo inalcanzable.

“Qué bueno que no ha perdido el contacto con la gente que es la mejor manera de perder el contacto con Dios”.- M.W.

Se lo digo EN SERIO.

franciscoaguirreperales@gmail.com

X: @aguirreperalesf

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM