Gorditas Dulces (Delicias de Arteaga 2)
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Continuando con el recorrido gastronómico por el pueblo mágico de Arteaga y también como pretexto para celebrar el mes del amor y la amistad, el día de la mujer mexicana o por el simple hecho de cocinar y consentir a nuestros seres queridos, el día de hoy les cuento sobre la señora Antonia Flores de Martínez, del grupo de Cocineras Tradicionales de Arteaga y su receta de las gorditas de dulce.
La señora Toñy Flores, me contó que en su familia conocían las gorditas de azúcar como “las gorditas de la convivencia”. El nombre se remonta a que cuando era joven y vivían en el rancho, no había tiendas y era difícil encontrar productos como pan o galletas, por lo que en la familia de su esposo preparaban esta receta para comerlas con una taza de café o té; pero lo que más le gustaba a ella, eran las pláticas que surgían alrededor de la mesa y la posibilidad de convivir con la familia.
Para la receta utilizaban medio kilo de harina blanca, medio kilo de harina para hotcakes, una cucharita de polvo para hornear, tres cuartos de taza de azúcar y 125 gramos de manteca vegetal. Se incorpora todo con las manos, con la finalidad de desbaratar la manteca, hasta que queden “grumitos” que sean imperceptibles. Cuando la manteca esté desbaratada, se amasa con leche caliente, entre una taza y taza media, hasta que quede una masa homogénea similar a la de las tortillas de harina.
Doña Toñy me platicó que esta receta la aprendió de doña Elena, la abuelita de su esposo; preparaban las gorditas para merendar y siempre que las prepara vienen a su mente muchos recuerdos, pues ella la enseñó a tejer, a bordar y a hacer muchas recetas de cocina tradicional. Cuando la masa esté lista, hay que dejarla reposar entre cinco y diez minutos, en ese tiempo hay que poner el comal a calentar para que vaya agarrando temperatura; con la masa se hacen testales que se extenderán con el palote.
Uno de los tesoros más preciados de Toñy, es su palote, con el que extiende las tortillas. Ella dice que es muy viejito e incluso está quebrado y le falta una agarradera. En sus palabras comenta: “este palote ha estado conmigo por muchísimos años y no me quiero deshacer de él, ya estoy impuesta”. Sus hijos le han regalado otros, pero ella continúa haciendo sus gorditas de la convivencia y sus tortillas de harina con el mismo.
Cuando el comal está muy caliente y las gorditas están extendidas, baja temperatura de la estufa a nivel medio y comienza a cocerlas. Con ayuda de una palita les da la vuelta, cuando ya están cocidas las abre con un cuchillo. Toñy las rellena de mermelada casera, dulce de leche y señala que solas (sin relleno) saben deliciosas.
Cuando conocí a Toñy en el grupo de cocineras tradicionales, descubrí en ella a una gran mujer agradecida con la vida y las pruebas que le ponía, profundamente enamorada de su familia: su esposo, sus hijos y sus nietos. Es de esas personas que disfrutan y se compromete con lo que hacen.
Además de las gorditas dulces, en una ocasión la vi preparar tortillas y gorditas de harina. No les miento, al momento de la cocción, las gorditas se inflaban como pelotas de beisbol, utilizaba un cuchillo para abrirlas y poder meter el relleno; con las tortillas de harina, las podía agarrar con la mano y arrugarlas cerrando el puño, cuando las soltaba volvían a su estado normal, no se partían ni se quebraban.
En los eventos de cocineras tradicionales, los clásicos de Toñy era el asado de canela, una receta de su familia que llamaba mucho la atención. También preparaba un agua de limón con hierbabuena que traían del ejido Emiliano Zapata de la sierra de Arteaga. Al igual que muchas cocineras, ella es de esas mujeres que siempre levantan la mano y están dispuestas a sumar y participar en los eventos de cocina tradicional. Muestra un gran compromiso por mostrar, compartir y preservar los sabores de Arteaga que nos brindan una identidad regional.
Recibo con gusto sus comentarios en jasc114@hotmail.com. Nos leemos el próximo martes.