Hablemos de Dios 190
COMPARTIR
TEMAS
Gracias por atender esta ya larga saga de textos donde tratamos de explicarnos a ese llamado Dios. Ese Misterio llamado Dios o al menos así lo hemos nombrado en castellano. En la ocasión anterior exploramos a Dios en las le tras del poeta lusitano Fernando Pessoa y al abordarlo asistimos a la contemplación de un escritor total donde su obra es un universo completo y donde podemos encontrar respuestas a casi todo lo humano. No es exagerar. Lea usted.
¿A usted le gusta que lo identifiquen al decir “México” y que venga a la memoria una infame telenovela (“culebrones”, dicen los ibéricos), la inefable “selección” de futbol soccer infantil o bien, que al nombrar a nuestra patria se nos identifique con una buen asado, con la mar limpia y azul de nuestras playas y costas, con el chile en nogada, con el mole rojo o negro o de plano, con el mexicanísimo tequila que duele harto en el gaznate al pasarlo puro y primigenio? Para usted estimado lector, ¿qué o con qué identifica a nuestra patria?
El eterno cronopio, Julio Cortázar, a su país, Argentina, lo define como “un pez panza arriba.../ lleno de vientos”, donde el que “come los asados” “le tira los huesos...” El poema es largo y doloroso. Bello como todo lo que salió de la pluma del autor de “Rayuela.” Y vemos entonces que el alimento, en este caso, una carne asada, no es sólo un pedazo de res o de cordero tostado en la brasa ardiente, no; es carne la cual nos da identidad: es símbolo, rito, arquetipo y comida familiar la cual se convierte en arquitectura y andamiaje de todo un pueblo, un país. Así ha sido siempre en la historia de los pueblos y de los tiempos.
Un poeta lusitano, Ledo Ivo (1924-2012), de verbo como tempestad, como océano, y en un diálogo (réplica) con ese otro faro señero portugués y universal a la vez, el inconmensurable Fernando Pessoa, no duda en definir a su patria, a Portugal, como un país con el “olor del azúcar en los almacenes portuarios”,“las lisas que se debaten en las redes de los pescadores/ y las trenzas de cebolla enroscadas en la tiniebla...”
¿Ya lo vio estimado lector? El alimento no es sólo engullir, mascar y deglutir. No. Es un elemento divino el cual sí, nos da pertenencia, patria y se emparienta con el mismo Dios. Por eso de la importancia del asado o de nuestros alimentos en nuestra cultura, la importancia de compartir en este norte nuestro una buena carne asada. El olor de la carne asada, de un buen asado es tan irresistible, que si tomamos como inicio de todo a la Biblia, en especial La Torah, los aromas son tan excelsos... que le gustan a Dios. Lo anterior usted lo puede corroborar en Génesis 8: 19-22, en un verso se deletrea: “Y percibió Jehová olor grato...” Y a partir de este primigenio momento, los banquetes de carne asada se suceden.
Buscamos a Dios, como Fernando Pessoa, porque la vida plana y cotidiana, es terrible y dolorosa. Al menos para algunos seres humanos. De la mano del poeta asistimos a conocer lo mismo a Dios (su personal búsqueda de Dios), que lo mismo a recorrer su Lisboa de la cual apenas salió en vida, donde se exalta con amor y orgullo, el patrimonio artístico, histórico y esa raja de soledad y solidaridad de sus habitantes, habituados a una ciudad europea pero fuera de Europa. En el centro sin ser centro. Lisboa, la insular, aparece en los textos del poeta en voz de uno de sus heterónimos, Álvaro de Campos. Se lee: “ciudad de mi infancia pavorosamente perdida.../ ciudad triste y alegre, otra vez sueño aquí...”
ESQUINA-BAJAN
Le recuerdo los datos y la ficha: Para esta especial tertulia donde exploramos a Dios, estamos repasando una mínima parcela de la vasta obra de Pessoa, en este especial caso, dos libros agrupados en una sola edición: “El primer Fausto” seguido de “Todavía más allá del otro océano”, en Fondo de Cultura Económica en traducción de Francisco Cervantes. Muchos comentarios recibí de un fragmento del texto pasado donde al glosar a Fessoa y un cuarteto, lo emparenté inmediatamente con la vida de Jesucristo. El fragmento es el siguiente:
La ilusión es la madre de la vida:
Fui loco, y todo por Dios
Sólo la locura incomprendida
Va adelante hacia los cielos”
Pues es que si usted cree en la Biblia, el mismo Jesucristo (lo repito) fue acusaron en su momento de casi todos los pecados posibles: fue acusado de ser un tipo satánico (Marcos 3, 22-30); decían debía estar loco, de haber perdido la razón (Marcos 3, 20-21). Fue acusado de ser un glotón y bebedor, de hecho, un borracho cualquiera (Marcos 2, 13-17). En fin, nada nuevo con mentes preclaras.
Lea usted al genio de Fernando Pessoa... “Me aburro con la posibilidad/ de la vida eterna; el tedio/ de vivir siempre debe de ser inmenso./ tal vez eso sea el infinito.../ Ya el tedio de pensarlo es horroroso.” Pues sí, es mi teoría eterna la cual usted ha leído en estas páginas recurrentemente: nada más absurdo, aburrido y letal, que ser eterno. Valga el oxímoron de por medio.
LETRAS MINÚSCULAS
“¿Existe o no existe Dios? ¿Hay alma o no?” Sí, también Fernando Pessoa lo dejó por escrito.