Hace 30 años, al plano de la economía en los inicios del Tratado de Libre Comercio

Opinión
/ 16 diciembre 2024

Para inicios de 1994, los desequilibrios macroeconómicos eran cada vez más claros, aunque no del todo evidentes para la población en general, por el encanto que suscitaba la recién entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio.

Ya habían quedado atrás esos tormentos años de inflación. La implementación del Pacto de Solidaridad entre gobierno, empresas y sindicatos fue un éxito a todas luces si lo medimos por la reducción que experimentó la tasa de inflación al pasar del 150% en 1987 al 7.1% en 1994.

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El asesinato del entonces candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, y de personajes políticos y religiosos - aunado al levantamiento armado en Chiapas por parte del EZLN - empezaban a generar serias dudas entre inversionistas sobre la capacidad de gobernabilidad en el país.

En el plano de la economía las cosas tampoco pintaban del todo convincentes. La banda de flotación del tipo de cambio – una especie de régimen de flotación sucia - si bien fue un componente fundamental para el logro de la reducción inflacionaria - mantenía sobrevaluado al peso frente al dólar, abaratando las importaciones y encareciendo los productos nacionales frente a los extranjeros.

Para dimensionar el tamaño de tal desequilibrio, el déficit en cuenta corriente en 1994, representó el 7.7% del PIB. Doce años antes, en la crisis que le reventó a López Portillo, este indicador se ubicó en el 3% del PIB.

Esta combinación de factores políticos y económicos invitaban a los inversionistas a sacar sus capitales del país. Además del tema de la inestabilidad política, estaba el creciente desequilibrio en las cuentas externas que sembraba la expectativa de que tarde o temprano el gobierno tendría que devaluar para ajustar el déficit en cuenta corriente.

En parte porque no querían mandar la señal de una moneda débil y en parte porque los acuerdos del Pacto de Solidaridad impedían una devaluación que no fuera negociada entre los integrantes, el gobierno de Salinas de Gortari se negaba a ampliar la banda de flotación del peso, obligando al Banco de México a vender de las reservas internacionales y subir las tasas de interés para atraer inversiones en dólares y mantener la paridad.

Los ataques especulativos en contra del peso arreciaron en la segunda mitad de 1994, mientras los mercados observaban como el gobierno mexicano se endeudaba en dólares, a la par que el problema en cuenta corriente no se solucionaba y no se modificaban las bandas de flotación.

La hemorragia de reservas internacionales alcanzó su punto máximo en los últimos dos años de la administración de Salinas de Gortari. De los 28,300 millones de dólares que resguardaba Banco de México días antes del asesinato de Colosio, en diciembre de 1994 el stock de reservas internacionales rondaba los 5,000 millones de dólares.

El 22 de diciembre de 1994, ya con Ernesto Zedillo, como Presidente de México, se tomó la decisión que debió haberse tomado varios meses atrás para evitar la hecatombe. Sin la aprobación del sector sindical, sepultando así el Pacto de Solidaridad, el Banco de México anunciaba que se retiraba del mercado de divisas, ingresando de facto a un régimen cambiario flexible.

Ese mismo que nos provocó dolores de cabeza hace treinta años, pero que hoy en día se constituye en uno de los pilares del modelo económico del país que le brinda estabilidad y permiten sortear los shocks de mejor manera. Uno de los cambios estructurales mas importantes y exitosos la economía mexicana.

Guillermo Garza De La Fuente
Economista y Catedrático de la Facultad de Economía de la UAdeC Twitter: @guillermo_garza

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