Historias de éxito en seguridad local y federal

Opinión
/ 3 abril 2024

Los éxitos verificables y perdurables en temas de seguridad se han dado a nivel estatal y municipal, sin embargo, los presidentes continúan imponiendo su voluntad centralista. Quizá esta vez sea diferente porque las dos candidatas punteras nombraron como responsables de sus programas en seguridad a Omar García Harfuch y Rubén Moreira.

Tienen carreras muy distintas, pero coinciden en la determinación con la que combatieron la delincuencia. García Harfuch, quien se desempeñó hasta hace poco como secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, es un policía formado en el CISEN, en la Policía Federal y en la Agencia Federal de Investigación de la PGR. Moreira, por su parte, es autodidacta. Cuando fue nominado por el PRI a la gubernatura de Coahuila lanzó en un desangelado mitin la frase, “de la seguridad me encargó yo”. La gente se prendió y él cumplió.

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Coinciden en actitudes y métodos. Asumieron lo absorbente del asunto y se acercaron, con actitud abierta, a policías, víctimas y sociedad organizada. Mejoraron las condiciones laborales de las corporaciones policiacas, generaron inteligencia de calidad para golpear a los delincuentes más violentos y se apalancaron en programas sociales adaptados a la mancha urbana del altiplano o de los desiertos norteños.

El Inegi certifica los avances. En 2020, García Harfuch recibió la Ciudad de México con 14 homicidios por cada 100 mil habitantes; en 2022 eran sólo ocho. En 2012, primer año de Moreira como gobernador, Coahuila tenía 40 homicidios por cada 100 mil habitantes; en 2017, solamente nueve.

Los dos han padecido las consecuencias de su éxito. Un miércoles de 2012 el consulado de Estados Unidos en Monterrey informó a Moreira que tratarían de asesinarlo en Piedras Negras el viernes siguiente. Como lo hizo otras veces, escapó. En junio de 2020, más de 20 sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) rodearon la camioneta blindada de García Harfuch en las Lomas de Chapultepec. Le lanzaron 414 disparos, granadas y bombas de fragmentación. Sus dos escoltas murieron, mientras él se salvó milagrosamente.

Otro rasgo en común es el respaldo que han recibido de los presidentes. Los gobernadores de Coahuila han recibido el apoyo de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador; este último, por cierto, se deshace en elogios hacia el Mando Único de La Laguna, además de apoyar en todo momento a la jefa de Gobierno.

Hay otras historias de éxitos locales: Yucatán, con gobiernos panistas; en Ciudad Nezahualcóyotl, con Jorge Amador, un egresado de El Colegio de México; y en la comunidad indígena de Cherán, en Michoacán, que en 2011 se rebeló contra partidos y criminales, y que, tomando el control de la seguridad, la mejoraron rápidamente.

Por lo general la actitud de los siete últimos presidentes ha sido la de imponer modelos globales minimizando las experiencias locales. Se aprovechan de que ellos deciden las estrategias del sexenio en constante renovación, y de la ausencia del Congreso: ni senadores ni diputados vigilan las políticas de seguridad del ejecutivo.

Ejemplos abundan, pero tomo uno reciente. Las Mesas de Paz han sido hechura de este sexenio y se inspiran en las reuniones diarias del Gabinete de Seguridad Nacional que encabeza el Presidente. Por órdenes presidenciales se instalaron en las 32 entidades y en 266 regiones.

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De hecho, sabemos muy poco. No se conoce ninguna evaluación independiente y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) sólo ha dado información detallada sobre el periodo del 1 de abril al 31 de diciembre de 2021: Sheinbaum asistió al 98.1 por ciento de los encuentros, el gobernador de Yucatán al 18.4 por ciento y Cuauhtémoc Blanco al 3.3 por ciento. Ahora bien, sólo en Morelos hay una clara correlación entre asistencias y número de homicidios registrados por el Inegi en el 2021. Yucatán tuvo dos asesinatos por cada 100 mil habitantes, la CDMX 12 y Morelos 59 (cifras tomadas de una investigación todavía inédita de Dulce Alicia Torres y Erika Giselle Delgadillo del Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México). Aun así, la actual candidata de Morena ya prometió preservar el programa.

Conclusiones: 1) primero evaluar, luego perpetuar programas aplicables a todo el país; y, 2) fusionar lo nacional con lo local; hay entidades y municipios con muchísimo que aportar.

@sergioaguayo

Colaboró Erick Morales

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