Horizontes compartidos: Encuentros jurídicos por los Derechos Humanos
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Para el momento en que estas líneas sean publicadas, yo estaré regresando a mi querido México, después de viajar por primera vez al viejo continente por cuestiones académicas. Siempre pensamos que conocer Europa sería en calidad de turistas, para ver el Coliseo Romano, pedir un deseo en la Fontana di Trevi o disfrutar de un picnic bajo la Torre Eiffel con nuestra pareja. Sin embargo, mi experiencia ha sido diferente. Al iniciar mi vida académica, estudié algunas materias relacionadas con el Derecho Comparado, que en aquel momento me parecían muy lejanas. Hoy, este enfoque me ofreció una manera completamente distinta, pero igualmente hermosa, de conocer el mundo.
Con el tiempo, comprendí que el Derecho Comparado es de vital importancia para todos los países. Esta herramienta amplía el abanico de posibilidades para resolver problemas que afectan a una o más sociedades. Limitarnos a nuestras fronteras y creer que poseemos la solución a todos los males del mundo es un grave error.
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Lo anterior se reforzó y se hizo evidente con la entrada en vigor de documentos internacionales que obligan a los países a adoptar ciertas medidas para proteger y garantizar los derechos humanos. Uno de los principios fundamentales de los derechos humanos es su universalidad, lo que significa que todos los derechos deben ser reconocidos para todas las personas. Sin embargo, la realidad es que los estados no cuentan con las mismas condiciones para aplicar este principio, ni mucho menos enfrentan las mismas circunstancias sociales, aunque estas puedan ser similares. Por ello, es necesario mirar hacia el país vecino y comprender que vivimos en un mundo globalizado, donde los problemas de unos también pueden ser los de otros y que, trabajando juntos, podemos proponer soluciones que beneficien a toda la sociedad.
Para alcanzar este objetivo, es imprescindible prepararnos tanto académica como profesionalmente. Ya no es suficiente con conocer únicamente las leyes nacionales; ahora se hace necesario estar familiarizados con los tratados internacionales y los convenios regionales en materia de derechos humanos, cómo se aplican estos dentro de cada país, la jurisprudencia emitida por tribunales supranacionales, el diálogo vertical y horizontal entre los tribunales constitucionales, las opiniones consultivas, las recomendaciones internacionales, entre muchas otras consideraciones a tener en cuenta al momento de abordar un caso jurídico.
Observar otros estados, sistemas regionales y el sistema universal de protección de derechos humanos se convierte en algo crucial cuando se trata de la protección de los derechos humanos. En otras palabras, es fundamental adoptar una perspectiva internacional y comparativa que ofrezca un panorama amplio capaz de garantizar el disfrute más completo de los derechos. Tal como lo ha mencionado la Doctora Irene Spigno: quienes nos dedicamos a los derechos humanos somos comparatistas por naturaleza. No nos limitamos a comparar textos jurídicos; analizamos el contexto de cada país, sus prácticas jurídicas y, sobre todo, la perspectiva de su ciudadanía.
Todos deberíamos tener la oportunidad de poder viajar y explorar el mundo, ya que esto nos ayuda a derribar prejuicios, combatir la intolerancia y la discriminación, y a vernos a nosotros mismos y a los demás como iguales. Esto, a su vez, nos permite regresar a casa con una nueva perspectiva sobre el planeta. Sin embargo, es crucial hacerlo de manera responsable y ser conscientes del privilegio que implica viajar, lo cual nos otorga una gran responsabilidad. Es esencial aprovechar estas oportunidades al máximo, estar atentos en clase, intercambiar opiniones con los docentes, establecer buenas relaciones con colegas de otros países y generar contenido científico de alta calidad.
Existe tiempo para todo; la clave está en saber gestionarlo y no perder de vista el verdadero propósito de estos viajes. En ocasiones, se obtiene información valiosa de las personas locales; otras veces, dialogar con el profesorado y conocer su punto de vista ofrece otra forma de enriquecimiento. Por supuesto, también hay días dedicados a sumergirse en la biblioteca de una universidad para maximizar el aprovechamiento de sus recursos.
De esta inolvidable aventura comparatista, me llevo las valiosas enseñanzas de las ponentes y los ponentes del “Curso de Alta Formación en Justicia Constitucional y Tutela Jurisdiccional de los Derechos” de la Universidad de Pisa. Fue enormemente enriquecedor escuchar las perspectivas europeas de países como Italia y España, y luego entablar diálogo con el alumnado latinoamericano para compartir nuestra visión sobre los temas discutidos, especialmente en asuntos tan cruciales como la protección de la madre tierra y las garantías de los derechos humanos.
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Además, en la Universidad de Palermo adquirí conocimientos de alta calidad en materia de género, gracias a ponentes que expandieron la perspectiva más allá de lo jurídico y nos mostraron la importancia de formular leyes desde un enfoque multidisciplinario. Estoy profundamente agradecido por la cálida bienvenida que recibí en la Universidad de Siena por parte de sus profesoras y profesores, quienes me abrieron las puertas de su facultad permitiéndome acceder a su vasta biblioteca. Allí encontré información valiosa para mi futuro académico. Comenté a un amigo que Siena y Saltillo tienen algo en común, pues en ambas me hicieron sentir como en casa.
A las futuras generaciones de estudiantes de derecho con enfoque en derechos humanos, les dejo este mensaje: exploren cada rincón del planeta, pues sólo así podrán obtener una visión completa y proponer soluciones verdaderamente universales. No teman aventurarse en el mundo; el miedo se queda atrás. Recuerden que nuestra percepción interna se refleja en el exterior y que el mundo nos devuelve la mirada que le ofrecemos. Sin embargo, intenten no hacerlo en soledad; las experiencias compartidas son siempre más enriquecedoras. Sean auténticos agentes de cambio social y no limiten su influencia; busquen ayudar a las personas de su localidad, país, continente y, por supuesto, del mundo entero.
El autor es Auxiliar de Investigación del Centro de Estudios Constitucionales Comparados de la Academia Interamericana de Derechos Humanos
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH