Ignorantes de nuestra ignorancia; una barrera para continuar aprendiendo
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Esta semana inició clases la educación básica de todo México. Pero ¿qué significa la escuela para nuestros hijos? La educación escolar tiene varios objetivos y uno de los más importantes es evitar la ignorancia. La palabra “ignorancia” se refiere a la falta de conocimiento, información o educación sobre un tema o concepto en particular. Cuando alguien es ignorante acerca de algo, significa que no sabe o comprende sobre algo.
La ignorancia puede deberse a la falta de acceso a la información, la falta de interés en aprender sobre algo o la falta de oportunidades para adquirir conocimiento. Es importante destacar que la ignorancia no implica necesariamente falta de inteligencia, sino más bien falta de información o conocimiento sobre un tema específico, y la educación es una forma de superar la ignorancia. Sin embargo, ésta no es el problema, sino el “ignorar que soy ignorante”.
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Es maravilloso ver a los niños pequeños que preguntan por todo: ¿qué es esto?, ¿para qué sirve? Y lo más grandioso es su curiosidad del porqué de las cosas: “Mamá, ¿por qué existe el sol? Papá, ¿por qué le pones gasolina al coche?”. Los pequeños tienen un impulso innato para saber del mundo, y son los padres y la familia quienes les brindan esa oportunidad de descubrir el mundo, mientras la escuela complementa el conocimiento, brindando información significativa para que nuestros hijos tengan la capacidad para tomar buenas decisiones. Nacemos ignorantes, pero gracias a la familia, en primer lugar, adquirimos nuestro lenguaje y nos llevan de la mano a caminar por el mundo comprendiendo sus fenómenos.
Ser ignorante no es el problema, ya que impulsa al conocer y descubrir lo desconocido. La ignorancia es un gran motor que nos mueve a aprender y avanzar en la vida. Sin embargo, “el problema no es la ignorancia, sino ser ignorante de nuestra ignorancia”. Este fenómeno a menudo se conoce como “ignorancia de la ignorancia” o el “efecto Dunning-Kruger”, llamado así por los psicólogos David Dunning y Justin Kruger.
Dunning y Kruger afirman que existen una gran cantidad de personas que sobrestiman su capacidad y conocimientos cuando no existen en su persona. En otras palabras, son inflados artificialmente en su autopercepción de dominio de conocimientos y habilidades, sin embargo, es irreal. ¿Cuántos alumnos ingresaron a las universidades sin haber cumplido con el puntaje mínimo de admisión? Varias universidades han reportado que el 70 por ciento de los alumnos de nuevo ingreso no logró los requisitos mínimos de ingreso. Podemos observar que en los últimos años disminuyen los requerimientos académicos y cognitivos en nuestros sistemas educativos. Este no es el problema, sino que los convencemos de que saben y están preparados para enfrentar los retos, aunque no lo estén, en otras palabras, los hacemos ignorantes de su propia ignorancia.
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Aquí están algunos problemas asociados con ser ignorantes de nuestra propia ignorancia:
Exceso de confianza. Cuando no somos conscientes de nuestra falta de conocimiento en un área en particular, podemos volvernos demasiado confiados en nuestras habilidades y decisiones. Esto puede llevar a tomar malas decisiones o riesgos innecesarios.
Resistencia al aprendizaje. La ignorancia de nuestra propia ignorancia puede crear una barrera para el aprendizaje y la superación personal. Si creemos que ya sabemos todo lo que necesitamos, es posible que no busquemos nueva información o experiencias.
Dificultad para aceptar retroalimentación. Las personas que ignoran su ignorancia pueden tener dificultades para aceptar retroalimentación constructiva o crítica porque creen que ya son expertos en un área determinada.
Mala toma de decisiones. La ignorancia de nuestra propia ignorancia puede conducir a una mala toma de decisiones, ya que puede que no busquemos el consejo o la orientación de personas con más conocimientos al tomar decisiones importantes.
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Retraso en el crecimiento personal. Sin reconocer nuestra ignorancia, el crecimiento personal y el desarrollo pueden estancarse. Es posible que no tomemos medidas para adquirir nuevas habilidades, explorar nuevos intereses o desafiar nuestras creencias existentes.
Relaciones tensas. El exceso de confianza derivado de la ignorancia de nuestra propia ignorancia puede tensar las relaciones con los demás. La gente puede percibirnos como arrogantes o no dispuestos a escuchar, lo que puede llevar a conflictos.
Para mitigar estos problemas es esencial cultivar la autoconciencia y la voluntad de reconocer nuestras limitaciones. Esto puede implicar buscar retroalimentación, buscar activamente nuevos conocimientos y experiencias, y abordar las situaciones con humildad en lugar de exceso de confianza. Hay que reconocer que siempre hay más que aprender y que todos tenemos áreas de ignorancia; esto puede ser un paso valioso hacia el crecimiento personal y una mejor toma de decisiones.