¡Igualdad ya!
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El final de los años ochenta y noventa estuvieron marcados por la fuerte ola de contagios del VIH (virus de la inmunodeficiencia humana). El mundo vivió uno de los momentos más sombríos de la historia contemporánea debido a la muerte de un gran número de personas, en un entorno marcado por los prejuicios sociales y las debilidades de los centros de salud para atender una nueva enfermedad. A la situación, ya de por sí adversa, se sumó otro factor que hasta la fecha no ha sido superado: las profundas desigualdades.
En ese contexto se eligió el 1 de diciembre como el Día Mundial del Sida, una oportunidad para conmemorar y sensibilizar a la ciudadanía sobre la situación que prevalece con relación a la enfermedad y su tratamiento.
Además de apoyar a quienes conviven con el VIH, se hace un homenaje a las personas que han fallecido por enfermedades relacionadas con este padecimiento.
La ONU optó por la campaña ¡Igualdad ya! para instar a los gobiernos a abordar el tema de las desigualdades que frenan el proceso para poner fin al sida. El objetivo es promover el trabajo colaborativo para realizar una serie de medidas prácticas que son necesarias, y así disminuir las disparidades que prevalecen a escala global.
El organismo internacional reveló que durante los últimos años del COVID-19, y otras crisis mundiales, el progreso contra la pandemia del VIH ha sufrido un retroceso, pues los recursos se han reducido y como resultado hay millones de vidas en riesgo.
Tras cuatro décadas de respuesta al VIH, las desigualdades persisten en los servicios más básicos, es decir el acceso a las pruebas de detección, el tratamiento y los preservativos. La brecha también es profunda en cuanto a las nuevas tecnologías. Las mujeres jóvenes africanas siguen siendo desproporcionadamente las más afectadas por el VIH, mientras que los programas dirigidos a atenderlas se mantienen a la baja.
En México, de acuerdo con el Reporte Nacional de VIH-sida, se estimó que hay unas 360 mil personas que viven con el virus, de las cuales 74 mil son mujeres. Asimismo, la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología indicó que tan sólo en el último año han habido 18 mil 550 nuevas infecciones y se registró el “alarmante” número de 4 mil 600 muertes en ese mismo periodo.
Por la gravedad del tema, poner fin a esta enfermedad se convirtió en uno de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, por ser una amenaza a la salud mundial. Sin embargo, a ocho años de que se cumpla el plazo, las desigualdades económicas, sociales, culturales y legales, no han sido atacadas.
El tiempo corre y las necesidades más apremiantes en torno al manejo del sida persisten.