Juventud resiliente: Construyendo el futuro hoy
El 12 de agosto de 1999, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el Día Internacional de la Juventud. Su objetivo era llamar la atención de la comunidad internacional sobre los problemas que enfrenta la juventud y destacar el potencial de los jóvenes en la sociedad global actual.
Según la página oficial de la ONU, se consideran jóvenes a las personas de entre 15 y 24 años. Esto equivale al 16 por ciento de la población mundial actual. Para 2030, año límite para alcanzar los objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible (ODS), se proyecta un aumento del 7 por ciento en la población joven, alcanzando casi mil 300 millones de personas. Según la agenda ODS, los principales desafíos para la juventud son: empleo juvenil, adolescentes, educación y deportes por la paz.
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¿Qué significa ser joven en la actualidad? Primero, no somos niños, pero tampoco somos completamente adultos, así que buscamos independencia sin fracasar en el intento. En segundo lugar, enfrentamos estrés, depresión o frustración constantemente. Se espera que estudiemos para obtener un título, nos acreditemos profesionalmente y encontremos un trabajo con un salario digno y adecuado, aun cuando se nos pida experiencia. Pero ¿cómo puede un joven tener más conocimientos que un adulto? Nos vemos inmersos en competencia y, además, debemos cubrir la renta. Considerar una hipoteca es algo que quizá suceda en diez o veinte años, y si cubres ese pago, puede que no tengas suficiente para el resto de los gastos.
En tercer lugar, tus familiares te aconsejan ahorrar, ya que quizá no tengas pensión en el futuro y sugieren que pienses en tu retiro. Te preguntas, “¿es realmente urgente?”, y optas por abrir una cuenta de ahorro en tu banco. Sin embargo, a veces retiras fondos para gastos imprevistos. Además, te das cuenta de que los polos están derritiéndose: experimentas dos semanas de calor intenso con temperaturas superiores a 40 grados, seguidas de lluvias intensas y granizo que provocan desbordamientos de ríos y arroyos. Para rematar, descubres que ciertos animales que sabías estaban en peligro de extinción hace diez años, ahora están extintos.
Frente al panorama global, marcado por una pandemia, el desempleo, trabajos mal remunerados, precariedad laboral, acceso limitado a educación de calidad, servicios de salud y seguridad social, negligencia en el desarrollo saludable de la juventud, escasa promoción del deporte, prevención insuficiente de adicciones, y el impacto de la globalización acelerada y el cambio climático, nos encontramos con una juventud inestable a nivel físico, mental, económico, laboral y profesional.
No es una queja, sino todo lo contrario. Desde el privilegio que poseo de expresar una parte de lo que vive la juventud, lo que realmente esperamos es ser escuchados no sólo hoy, sino siempre; y no ser etiquetados como la “generación de cristal”, término que a veces utilizan para describirnos. Fomentemos el diálogo y el intercambio de experiencias, proporcionemos apoyo para fortalecer e impulsar nuestras comunidades y practiquemos la empatía.
Es el momento de tomar la llama que nuestra juventud necesita mantener encendida. La juventud representa energía, innovación en tecnología, revolución en energías renovables y la formulación de políticas públicas y leyes que reflejen y atiendan nuestras necesidades. Somos voz, pasión, música, danza; fuente de inspiración para los mayores y guía para los más jóvenes. Resilientes ante el cambio climático y la contaminación, debemos actuar hoy, pues tenemos la responsabilidad de guiar a la próxima generación.
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A ti, joven estudiante, trabajador, en busca de independencia y con sueños por cumplir: debes saber que vamos por buen camino y que el mañana será mejor. Aunque enfrentar retos puede ser difícil y a veces agobiante, al final de cada batalla nos espera una gran recompensa. A pesar de las adversidades, busquemos formar juventudes saludables, con propósito, reflexivas, fuertes e inquebrantables. Es esencial que los jóvenes obtengan la educación y habilidades necesarias para integrarse en una economía productiva y acceder a un mercado laboral que los acoja.
Construyamos comunidades y regiones seguras, sociedades igualitarias y fraternas, y trabajemos por un mundo estable para nosotros y habitable para las futuras generaciones. Ser joven no es fácil y no existe un manual para guiarnos. Avancemos con determinación, defendamos nuestros derechos, denunciemos injusticias, ofrezcamos soluciones a los conflictos y promovamos el diálogo y la paz. Actuemos ahora para no lamentarnos después, porque la juventud es sinónimo de esperanza.
El autor es Analista Jurídico adscrito a la Sala Colegiada Penal del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Coahuila de Zaragoza
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH