La campaña electoral de Morena que se dice invisible
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Nadie en México puede ignorar que desde hace casi un año tres personajes del oficialismo se encuentran en desaforada precampaña electoral por la Presidencia de la República. Los nombres de ese trío, militantes los tres del partido Morena, son Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México; Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, y Adán Augusto López, secretario de Gobernación. Los tres ya renunciaron al cargo.
En razón de que esas costosas actividades de precampaña electoral son claramente violatorias a la ley de la materia (artículo 226.2 inciso “a” de la LGIPE), un particular por sus propios derechos y el representante del PRD ante el INE presentaron sendas denuncias ante la Comisión de Quejas y Denuncias del propio INE, el pasado 23 y 24 de mayo, respectivamente.
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Por unanimidad, aunque con enorme tibieza, el 30 de mayo la citada Comisión dio la razón a los denunciantes y declaró procedente la adopción de medidas cautelares. Asimismo ordenó al partido Morena a que “conmine a su militancia en general, así como a sus simpatizantes y a las y los posibles aspirantes (a la candidatura presidencial) a que se abstengan de realizar eventos en los que se promocionen a las personas denunciadas, con miras a posicionarlas respecto al proceso electoral federal 2023-2024” (Acuerdo de la Comisión, página 133).
Hasta la fecha, luego de que ha transcurrido un mes del Acuerdo dictado por la Comisión de Quejas y Denuncias del INE, los dirigentes, aspirantes y militantes de Morena no solamente ningún caso han hecho de la autoridad electoral, sino que no han cesado de carcajearse de su resolución. Y no sólo eso, sino que han multiplicado en número, estridencia y costo de sus eventos de precampaña.
Las risas burlonas aumentaron en decibeles luego de que el pasado 16 de junio la Sala Superior del TEPJF resolvió confirmar en sus términos el Acuerdo de la multicitada Comisión del INE. Pero aún más preocupante es que el Tribunal Electoral haya resuelto por mayoría ratificar el tibio Acuerdo del INE, es decir, no por unanimidad de los siete magistrados del TEPJF, sino que a tres de estos les pareció una exageración la tibia resolución del INE. “Medrados estamos”, dijo Don Quijote a Sancho, señal de que se avecinan tiempos difíciles, en los que la ley y la autoridad que la debe aplicar, nada valen.
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Estamos pues frente a una gigantesca simulación nacional. Simulación que, por desgracia, sólo los magistrados del Tribunal Electoral no ven claramente. Peor aún: que aprueban por convicción o conveniencia, por complicidad o temor a represalias o a ser exhibidos, como es la especialidad del actual Gobierno. Medrados estamos.
Interesante la numeralia que la Comisión de Quejas del INE incluye en el cuerpo de su Acuerdo. Dice, por ejemplo, que el número de denuncias recibidas contra Sheinbaum hasta la fecha en que las dictaminaron sumaban 125, contra Marcelo Ebrard 39, contra Adán Augusto López 44, y 12 en contra de los tres conjuntamente (página 32).
Respecto a Claudia Sheinbaum, de manera prolija, desde de la página 33 y hasta la 81, la Comisión de Quejas da cuenta muy detallada de la ubicación geográfica, modalidad (bardas, espectaculares, asistencia a eventos de propaganda en distintos estados de la República, pintas, redes sociales, notas periodísticas, panfletos y revistas) y correspondiente valoración integral de estas conductas denunciadas, con el carácter que se les atribuye, es decir, de propaganda preelectoral.
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Idéntico ejercicio hace la Comisión de Quejas (páginas 82 a 107) con relación a los actos desplegados por Marcelo Ebrard y de los de Adán Augusto López (páginas 107 a 119), de todo lo cual la autoridad electoral concluye que “los hechos denunciados... de cada uno de los (tres) sujetos... en lo individual y en conjunto... podrían estar restando eficacia a otros derechos y principios electorales, como son el derecho de voto y los principios de imparcialidad, neutralidad y equidad en la contienda”.
De todo lo cual el INE concluye con tibias medidas de imploración (que no de verdadera “tutela cautelar”) a Morena para “que impida que continúe o se concrete la posible conducta infractora” (página 127).
Y eso que la Comisión de Quejas y Denuncias del INE no ha recibido información ni de la centésima parte de la anticipada propaganda preelectoral de Morena que en los últimos meses hemos visto y oído los mexicanos, toda ella claramente violatoria de la ley. Pero que la autoridad electoral y los magistrados de la materia no ven ni oyen. Estamos medrados, pues.