La curva de Phillips
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En el año de 1958, un neozelandés de nombre Alban William Phillips, publicó un interesante artículo que movilizó el debate entre los grandes economistas de la época. En esa investigación Phillips, mostraba en base a observaciones de varios años con datos para Gran Bretaña, que existía una relación inversa entre la tasa de crecimiento de los salarios nominales y la tasa de desempleo.
En dicho trabajo se evidenciaba como en la medida en que la tasa de desempleo disminuía, los salarios nominales aumentaban.
Tal fue el revuelo que dichos hallazgos ocasionaron, que más tarde personajes como Paul Samuelson y Robert Solow, -que a la postre habrían de obtener el Premio Nobel de Economía en 1970 y 1987 respectivamente-, aplicaron esa misma investigación para el caso de los Estados Unidos, con un ligero ajuste. En lugar de utilizar la tasa de crecimiento de los salarios, tomaron como variable la tasa de inflación.
Esta variante que relacionaba también de forma inversa la tasa de desempleo con la tasa de inflación se popularizó aún más en la década de los sesenta y fue conocida mundialmente como la curva de Phillips, en honor justamente a quien detonó el interés por el estudio de estas variables.
En esa década los postulados de la curva de Phillips guiaban en gran medida las decisiones de política económica en muchas naciones del planeta, asumiendo como un valor entendido que era virtualmente imposible para cualquier nación conseguir un control efectivo de la inflación sin que ello evitara un aumento en el desempleo y viceversa.
No fue sino hasta los años setenta, en que la crisis del petróleo trajo como consecuencia elevados niveles de inflación y shocks económicos, en que se evidenció que la curva de Phillips no constituía una verdad absoluta e inmutable.
Este recuento histórico viene a colación porque justamente la semana pasada se dieron a conocer los datos de desempleo correspondientes al cierre del 2022 y la inflación de la primera quincena de enero, los cuales parecen marcar una evidente presencia de la curva de Phillips.
Mientras el gobierno celebraba –y con razón de sobra– como la tasa de desempleo cerró el año anterior en 2.8% de la PEA -el menor nivel para un cierre de año desde el 2005– veíamos con preocupación cómo la inflación rebotaba en la primera quincena de enero situándose en 7.94% acumulando 45 quincenas en que se ha mantenido por arriba del rango objetivo del Banco de México.
Así, mientras que hay motivos de sobra para festejar la fortaleza del mercado laboral en términos de tasa de desocupación, tasa de participación y brecha laboral, por otro lado, el comportamiento del índice de precios al consumidor nos recuerda que el problema en ese frente aun no se disipa y solo nos había dado una ligera tregua semanas atrás.
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Alban William Phillips falleció el 4 de marzo de 1975. De forma inexplicable nunca obtuvo el Premio Nobel de Economía. En estos días es un buen momento para recordar sus aportaciones.
Catedrático de la Universidad La Salle Saltillo
@guillermo_garza
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