La elección en EU... para los que se quedaron con ganas de más

Opinión
/ 9 julio 2024

El debate gringo entre los contendientes a la Presidencia de los Estados Unidos fue una versión blanqueada, deslactosada, baja en calorías y con chile (pero del que no pica) de lo que tuvimos aquí en México hace un par de meses:

Vimos al candidato favorito instalado en su cinismo, repeliendo sin problema cualquier cuestionamiento sobre su falta de honestidad, mintiendo con impunidad total, pero eso sí, con mucho aplomo para dar la impresión correcta; mientras que su oponente lanzaba aleatorios golpes de nula efectividad.

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Un Biden confundido, desconcentrado y hasta somnoliento, fue incapaz de poner en evidencia al hábil populista y encantador de las masas.

El todavía Presidente estaba desorientado, durante sus lapsus parecía que se le estaba reiniciando el disco duro y perdía muy fácilmente el hilo de la conversación (Biden hizo básicamente un Enrique Abasolo).

Era imperativo demoler esa creciente noción de que el demócrata está senil, cansado y de hecho incapacitado para conducir, no digamos ya a la primera potencia del mundo, sino el carrito eléctrico del supermercado, pero su desempeño terminó por desencantar a los que le daban el beneficio de la duda. Y ya su equipo de campaña y correligionarios de partido entraron en pánico... y no los culpo.

Pero, mientras que allá el todavía Presidente en busca de la reelección resulta ser el rival más débil, acá la candidata oficial fue en todo momento la favorita en todos los sondeos y mediciones, excepto en el realizado por una casa encuestadora que ahora se dedica a hacer bolos y banquetes para fiestas infantiles.

Y si la excusa para la disfunción dialéctica del venerable Joe es su avanzada edad (81), en el caso de la contrincante por la oposición en México, sus fallas y yerros son imputables a su impericia para desenvolverse en la alta política y el paupérrimo respaldo de sus asesores y partidos postulantes (“pustulantes”).

Mr. Orange está materialmente de regreso y ya con un pie en la Casa Blanca gracias a las viejas y consabidas tácticas del populismo: simplificar problemas complejos para las masas más lerdas, crear un enemigo a partir del “nosotros contra ellos” (los inmigrantes, el estado profundo, los grandes capitales, la mafia del poder), explotar los sentimientos ultranacionalistas, etcétera... Ya lo hemos comentado en más de una ocasión.

¿Qué tanto nos debe preocupar esto? Hmmmmm..... ¡Mah!

Pienso que deberían estar más preocupados los propios gringos que nosotros. Los denuestos de Trump se nos resbalan y sólo tienen efecto en el sector “white trash” del país vecino. En cambio, ha anunciado sin empachos, sin ambages, que hará de su eventual segundo periodo una auténtica venganza personal en contra de medios de comunicación, instituciones públicas y hasta en contra del Poder Judicial, todos los cuales considera sus enemigos declarados (¿le suena?).

Ninguno de sus entusiastas MAGA reconsidera por estas declaraciones su intención de voto, muy al contrario, como que los pone a mil.

¿Qué tanto cambia para la relación México/EU de llegar un Biden o un Trump al poder?

Yo digo que no mucho: los acuerdos comerciales se tienen que respetar, aunque el Republicano tenga fama de romper tratados internacionales que, a juicio de su base electora, sean costosos y no reporten un beneficio que los justifique.

Además, tanto Biden como Trump quieren exactamente las mismas dos cosas: que México detenga el flujo migratorio, que lo demore, que lo complique al grado de volverlo un calvario lento e interminable para los centroamericanos que van de paso hacia la frontera con los EU.

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Y que deje operar tranquilamente a la DEA en territorio mexicano, no para detener el tráfico de fentanilo (¡ni lo mande Dios!), pero sí para recolectar suficiente información sobre cárteles, capos y funcionarios cómplices... nomás, para cuando haga falta.

El presidente López Obrador ha entorpecido en más de una ocasión el trabajo de la DEA (porque ya bien sabemos que su gente favorita en el mundo es esa porción del pueblo bueno que carga un “cuerno de chivo” como herramienta de trabajo). Pero en lo migratorio el Gobierno de México ha sido servil con Washington, tanto en la administración del licenciado Donal’ “Trun” como con “Yobaiden”, haciendo de México el tramo más infernalmente difícil de atravesar para los migrantes en busca del american dream.

No hay razones para suponer que la Doctora Sheinbaum vaya a suavizar o a reconsiderar el trato que se le da a los migrantes, independientemente de quién vaya a resultar su homólogo para el siguiente periodo en los “estates”.

Pero cuando se trata de AMLO siempre hay una anécdota curiosa de por medio: hoy celebra y se congratula de haber demorado la felicitación en reconocimiento al triunfo de Biden en la elección de 2020.

“Porque ya ven... ahí está ‘Trun’ de regreso”.

Así es, en efecto, Trump regresó y con muy buenas posibilidades de repetir como presidente de los gringos. Pero eso de ninguna manera convierte en un atinado gesto político o diplomático el haber demorado demasiado en reconocer a un presidente legítimamente electo como Biden en su momento, todo para respaldar a un delincuente mal perdedor que además amagó a su propio gobierno con una insurrección.

Y menos tratándose de alguien que públicamente ha humillado al todavía mandatario mexicano. Los calificativos que tenga para el pueblo de México, como ya dije, nos vienen o nos deberían venir muy guangos.

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Pero Trump dijo que el Presidente de México (con el entonces canciller Ebrard como mensajero/mandadero) se dobló como nunca vio doblarse a nadie, ni siquiera a la tal Stormy Daniels.

El mismo AMLO, que no soporta la menor crítica a su desempeño (aunque sea una bien estructurada y sustentada crítica profesional), casi celebra que el orangután xenófobo, supremacista e irrespetuoso de la investidura que tanto cuida, esté de regreso.

Finalmente, AMLO se sometió a la política migratoria de uno y otro, pero por alguna razón se lleva mejor con el que lo trata como su tapete.

¿Usted lo entiende? ¡Explíquemelo por favor! Ahí le dejo mis redes sociales: facebook.com/enrique.abasolo y x.com/ppeettaattiiuux.

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