La Escuela del Sarape de Saltillo La Favorita y los artistas tejedores saltillenses
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De lo que bien se siembra siempre se levanta la cosecha. El cultivo de la tradición y la Escuela del Sarape empiezan a rendir sus frutos
Coahuila y Saltillo no han dejado caer la milenaria tradición del sarape de Saltillo. A principios de los 2000, el Museo Franz Mayer de la Ciudad de México montó la exposición titulada “El sarape de Saltillo. Enigma y huella”. La muestra exhibía una selección extraordinaria de bellísimas piezas textiles, de muy fina factura. El planteamiento museográfico de la exposición permitía recorrer la historia de dicha prenda artesanal y conocer la diversidad geográfica de su uso, extendido desde Nuevo México hasta Guatemala. Al mismo tiempo, el guion dejaba vislumbrar que la otrora tan preciada prenda ya había entrado en la posible vía de la extinción. La vida moderna exigía otra clase de prendas, otros materiales; pero la tradición de un objeto de la vida cotidiana debe formar parte de la historia de México y las tradiciones de siglos deben conservarse para las generaciones futuras.
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En ese tenor, el Gobierno del Estado abrió en 2008 el Museo del Sarape y Trajes Mexicanos en Saltillo, con el objetivo de conservar el conocimiento y la tradición de esa prenda. En lugar especial del museo puso un enorme telar tradicional y un experto tejedor a realizar su trabajo a la vista de los visitantes. Las piezas textiles salidas del telar se vendían a precios accesibles en la tienda del mismo Museo. También en ese año, el gobierno hizo trato con la familia García Ayala, propietarios de la fábrica La Favorita, un taller muy grande y próspero establecido en la calle de Bolívar, en el que en otros tiempos se tejían cobijas de lana además de los típicos sarapes de Saltillo, y que hacía años había dejado de funcionar. Lo anterior, encaminado al rescate, preservación y divulgación de la tradición del sarape de Saltillo. El proyecto de convertir en escuela el taller de La Favorita cristalizó al fin y hace poco más de 15 años el plantel abrió sus puertas a estudiantes, de 16 años como edad mínima y sin límite para arriba, que quieran formarse como técnicos en una carrera con duración de dos años, al término de la cual puede obtenerse el título de Maestro Obrajero con reconocimiento de la Secretaría de Educación.
La escuela tuvo desde sus inicios a expertos maestros que impartían los talleres: telar, enmadejado y encanillado del sarape, teñido o tintoreo y otros procesos inherentes a su elaboración y la enseñanza de las técnicas ancestrales del tejido textil, educación eminentemente práctica que se imparte en forma personalizada y horarios flexibles. La escuela conservó el nombre de la antigua fábrica, Escuela del Sarape La Favorita, y cuenta con 18 generaciones de egresados, gracias al tesón de muchas personas y especialmente de Claudia Rumayor, quien asumió la dirección de la escuela después de haber participado en la creación del Museo del Sarape y Trajes Mexicanos y de haberlo dirigido por muchos años.
Durante la etapa de Claudia como directora, la escuela integró la utilización de productos naturales recogidos en el campo y los alrededores de la ciudad para la elaboración de los tintes con los que se tiñe la materia prima de los sarapes y de los cuales se obtienen bellas tonalidades e infinitos matices que resaltan su tejido.
El sarape de Saltillo incorporó en sus inicios la técnica de los tejedores tlaxcaltecas y en su diseño elementos prehispánicos de los antiguos pobladores de la región. Posteriormente asimiló influencias españolas, francesas, filipinas, hindúes y persas, provenientes de las mercancías europeas y del lejano Oriente comerciadas en la feria de Saltillo gracias a la Nao de China que las descargaba en las costas de Acapulco.
Gracias a tejedores como los hermanos Tamayo, conservadores, por un lado, de la tradición ancestral del sarape estilo Saltillo y, por otro, grandes innovadores del textil, especialmente Rubén con su colección Arte Moderno en Textil, el sarape ha evolucionado y se ha convertido en inspiración para otros artistas jóvenes. Carolina Bollaín, alumna de la Escuela del Sarape busca actualmente las transparencias en el tejido del sarape y mediante una beca próximamente llevará su arte saltillense hacia el rumbo de Massachusetts.
De lo que bien se siembra siempre se levanta la cosecha. El cultivo de la tradición y la Escuela del Sarape empiezan a rendir sus frutos.