La esperanza de vida de los mexicanos

Opinión
/ 9 enero 2023
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Los recién nacidos en México tienen, de acuerdo con las Naciones Unidas, una esperanza de vida que ronda, aproximadamente, los setenta años (70.2, para ser más precisos). ¿Qué significa esto? Quiere decir que un bebé que acaba de nacer logrará alcanzar, en promedio y dadas las condiciones actuales, los 70 años de vida. Algunos vivirán más años (especialmente las mujeres) y algunos otros menos (especialmente los hombres), pero se espera que los recién nacidos vivan en promedio siete décadas, si es que no hay cambios en los servicios de salud, y si es que no se logra, a través de la vacunación, contener la aparición de pandemias futuras.

Pero, cabe ahora hacer la pregunta, ¿cómo pueden ser tan sólo 70 años? Esta cuestión es relevante porque hace menos de una década, en el 2014, el organismo encargado de las estadísticas de población de las Naciones Unidas reportaba para México una esperanza de vida de casi 75 años (74.8, para ser más precisos). ¿Qué explicación se puede dar para esa caída de casi cinco años en la esperanza de vida de los mexicanos que se registró entre el 2014 y el 2021?

Para poner en perspectiva lo anterior, conviene repasar la evolución de la esperanza de vida que ha habido en México desde hace décadas. En el año 1950, la fecha cuando Naciones Unidas comenzó a estimar esa variable para todos los países, los recién nacidos en México tenían una esperanza de vida de apenas 44 años. Este número se incrementaba significativamente, hasta los 51 años, para los niños que, en ese mismo 1950 ya habían cumplido un año. Puesto de otra manera, no pocos de los recién nacidos en 1950 podían morir debido a la carencia de servicios médicos, pero una vez salvado ese obstáculo su esperanza de vida se incrementaba notablemente.

Cuatro décadas después, en 1990, el panorama había mejorado mucho, a la par de la calidad de los servicios públicos de salud. Un recién nacido en ese año, ya tenía una esperanza de vida del orden de justo 70 años. Además, el incremento que se daba en la esperanza de vida entre los recién nacidos y los niños de un año ya no era, como en el párrafo anterior, de siete años, sino menor a dos. De hecho, en 1990 el número de años que un infante podía esperar vivir era 70, 71.6, 71 y 70.1, dependiendo de si era un recién nacido o tenía uno, dos o tres años de edad, respectivamente.

Desgraciadamente, tres décadas después, hemos retrocedido a la situación en la que nos encontrábamos entonces. En efecto, de acuerdo de nueva cuenta a los datos de las Naciones Unidas, en el 2021 el número de años que un infante podía esperar vivir era igual a 70.2, 70, 69.1 y 68.1, dependiendo de si era un recién nacido o tenía uno, dos o tres años, respectivamente. Las cifras análogas registradas en el 2014 fueron radicalmente diferentes: 74.8, 74.9, 74 y 73.

¿Cómo explicar esa regresión tan lamentable? Hay dos razones principales. Por un lado, el continuo deterioro que han sufrido los servicios de salud pública a lo largo del tiempo. Por el otro, el enorme, excesivo, número de mexicanos que fallecieron debido a la reciente pandemia.

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