La giga planta de Tesla se construirá en Nuevo León... o se irá a otro país

Mucha tinta ha corrido desde el lunes pasado, a propósito de la campaña iniciada por el presidente (con minúscula) López Obrador para impedir la instalación, en el estado de Nuevo León, de la primera giga planta de la empresa Tesla en México.

Con el manido pretexto de la falta de agua, el Hijo Pródigo de Macuspana lanzó la chispa al reguero de pólvora previamente esparcido por su vocero, Jesús Ramírez, y su canciller, Marcelo Ebrard, estrategia mediante la cual, dijo, buscaría convencer a Elon Musk de escoger otra ubicación para su fábrica de autos.

El despliegue de nado sincronizado comenzó enseguida y en pocas horas ya había media docena de “tiradores” para la inversión. Los gobiernos de Hidalgo, Michoacán, Veracruz y Tabasco, así como los alcaldes de Cadereyta y el Puerto de Veracruz comenzaron a “ventilar” sus propuestas, como si se tratara de una subasta a la cual hubieran sido invitados.

El último en entrarle a la “puja” por Tesla fue el senador con licencia y precandidato de Morena al Gobierno de Coahuila, Armando Guadiana, quien este viernes se dirigió -a través de sus cuentas en redes- directamente a Elon Musk para ofrecerle un millar de hectáreas -gratis- en la Región Carbonífera a cambio de llevar su inversión para allá. Si no fuera trágico, sería cómico.

TE PUEDE INTERESAR: ¿Busca AMLO ‘arrebatarle’ proyecto de Tesla a Nuevo León?

Personalmente me he dado a la tarea de contactar a diversos especialistas para comprender mejor la forma en la cual se cocina y decide una inversión de este tipo, así como para tener alguna claridad respecto de si es posible -o no- ver a López Obrador ganarle la partida a Samuel García y su gobierno fosfo-fosfo.

La conclusión de mis indagatorias se resume fácilmente: la planta de Tesla, a construirse en México, llegará a Nuevo León... o volará hacia otro país donde las autoridades gubernamentales sean menos brutas y entienda mínimamente la lógica empresarial.

Cuestioné repetidamente a mis interlocutores quienes, con paciencia infinita, me explicaron a detalle y con manzanitas: una inversión de este tipo -de miles de millones de dólares- se define a partir de datos duros, provenientes de prolongados esfuerzos de análisis encargados a expertos.

Para decirlo más claro: si los de Tesla pensaran en considerar una ubicación distinta necesariamente realizarían los mismo estudios y análisis a los cuales sometieron a Santa Catarina, pues no razonable -ni inteligente- tomar una decisión simplemente porque un gobernador -o un alcalde, o el mismo presidente- salieron a decir una ocurrencia.

TE PUEDE INTERESAR: Avanzada de Tesla ‘reconoce’ ya el terreno en Nuevo León

—¿Y si el Gobierno de la República les hace manita de puerco? —repliqué, intentando sonar listo...

—Pues mejor se van a otra parte —fue la respuesta instantánea, a la cual siguió una explicación tan simple como incontrovertible: si un gobierno pretende atraer inversiones la peor estrategia para lograrlo es tratar de obligar a las empresas a instalarse en un lugar donde no se cuenta con las condiciones para garantizar el retorno de lo invertido.

Pero como un periodista no puede darse por vencido fácilmente, intenté con un último cartucho: el asunto del agua. “¿El agua? El agua... no es tema...” zanjó uno de los consultados.

Entonces modifiqué el cuestionamiento y pregunté cuál es la intención de nuestro Perseo de Pantano al lanzar la bola contra el panal de avispas. “Pues quiere salpicar algún proyecto de proveeduría a los estados donde gobierna su partido... y se lo van a dar...”, se me explicó.

Todo lo escuchado me sonó razonable por lo cual ya solamente albergo un temor postrero: a ver si nuestro Rey Julien del Manglar no termina dinamitando la posibilidad de contar con esta inversión en México a fuerza de insistir en su necedad de ser ajonjolí de todos los moles.

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3
carredondo@vanguardia.com.mx