De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Región Laguna es la zona del país que registra el mayor nivel de “hundimiento” a escala nacional, incluso por encima de la Ciudad de México.
No se trata de un señalamiento de carácter metafórico, sino de uno literal: el suelo de dicha Región está bajando de nivel entre 13 y 14 centímetros cada año, de acuerdo con las observaciones realizadas por los especialistas.
TE PUEDE INTERESAR: La Laguna, literal, se hunde cada año
¿Cuál es la razón de tal hundimiento? Exactamente la misma que se registra en otras regiones: la sobreexplotación de los mantos acuíferos. En términos gruesos, en los 2 mil 940 kilómetros cuadrados que abarca dicha región, se registra al menos un centímetro de hundimiento al año.
La “buena noticia” es que la mayor velocidad de dicho proceso se registra en zonas agrícolas y no es zonas urbanas, pero eso no quiere decir que las áreas habitacionales están ajenas al fenómeno, pues los cálculos realizados indican que dos de cada 10 laguneros viven en zonas que se hunden más de cinco centímetros cada año.
¿Qué implica dicho fenómeno?
En primer lugar, es una llamada de atención más respecto de la explotación de los mantos acuíferos y la consecuente necesidad de diseñar e implementar medidas que moderen la extracción de agua del subsuelo.
En segundo lugar, es una alerta respecto de las afectaciones que pueden sufrirse en las zonas urbanas debido al “asentamiento” de grandes áreas sobre las cuales se han construido edificios de todo tipo, además de haber colocado instalaciones de diversos servicios públicos.
Hoy, de acuerdo con los datos arrojados por el estudio del Instituto de Geofísica de la UNAM, la zona urbana más importante de La Laguna, es decir, la ciudad de Torreón, no se encuentra en el área de mayor hundimiento histórico. Pero eso no quiere decir que no deban tomarse medidas.
Sobre todo es necesario tener en cuenta que los datos indican que el fenómeno es uno derivado de la actividad humana, es decir, no se trata de un problema que nos puso frente la naturaleza solamente.
Que las actividades humanas se encuentren detrás de lo que está ocurriendo convoca con seriedad a la realización de un análisis de las causas y, en particular, de las actividades que provocan la sobreexplotación de los acuíferos de dicha Región.
TE PUEDE INTERESAR: Servicio médico del SNTE y sus vicios mortales
Cabría esperar por ello que las autoridades responsables de la gestión de los recursos acuíferos del país, así como quienes tienen la encomienda de regular las actividades agrícolas y de planear el desarrollo de las ciudades, tomaran cartas en el asunto y se ocuparan del tema.
Porque, como se ha dicho en innumerables ocasiones anteriores, a propósito de fenómenos similares, no se trata de simplemente observar los datos y encogerse de hombros, sino de asumir lo que estos representan y actuar en consecuencia.