La quinta pared (2)
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Por: Fausto Jijón Quelal
Continuación...
Es así que nos hemos lanzado a proponer nuevas formas de abordar lo antes descrito en términos de lo teatral. Buscar capacidades para hablar sobre las formas que ya habíamos logrado convertir en convenciones y darles este nuevo significado desde la pantalla, el espacio bidimensional, es todo un reto.
Determinamos nuevas formas para describir lo mismo, a partir de plataformas que nos permiten concentrarnos en otros puntos. Plataformas que no estaban dispuestas para nuestro quehacer y que ahora dimensionan nuestras palabras, nos permiten contextos en los que la experimentación sobre la danza como material permeable, es un nuevo elemento.
Hemos cobrado conciencia de la nueva forma que confiere trasladar nuestro trabajo a lo digital. Este hecho, globaliza nuestra figura de creadores o nos deja en el completo olvido y anonimato, no solo de nuestro espacio, sino de todo el espectro universal de lo digital.
La era de lo digital ha llegado con más fuerza que nunca y este escenario nos plantea nuevas realidades a tomar en cuenta, así como la conexión que la gente puede tener con
nuestros trabajos por un tema emocional y no necesariamente artístico. De hecho el atravesar nuestro trabajo en la esfera de lo artístico, muchas veces solo aleja al “consumidor” del material que hasta ese momento lo consideraba “viral”. Esta viralización de contenido tiene que ver con la emotividad y conexión del contexto histórico.
Vale la pena decir aquí que para mí, el trabajo de danza para la pantalla, se convierte en un producto de consumo cuando el material sale a la luz; entendamos esto, pues hoy en día tenemos innumerables plataformas que generan contenido sin parar. Mucho de este contenido podría ser utilizado para festivales o muestras de videodanza, pero no es así . Esto quiere decir que las personas están consumiendo videodanza sin saber que lo están haciendo y en cuanto la nombren como tal, dejarán de verla, porque no entra en el ámbito del mainstream, si no de lo artístico que ya no es interesante. Este escrito fue pensado desde esa esfera, cuando en las redes encontré un video que en duración no sobrepasaba el minuto, estoy seguro que su creadora lo hizo con fines netamente expositivos para tener “likes” en la plataforma TikTok, la cual es muy interesante para los que nos dedicamos a la creación de contenido con movimiento corporal.*
Para ir cerrando lo que hasta este momento solo puedo nombrar como una serie de ideas vagas a partir de un determinado tema. Me referiré a la “quinta pared” como una nueva mística que se va integrando a nuestro ejercicio escénico; esta mística que podrá ser incorporada muy seguramente por las nuevas generaciones abyectas a la tecnología, la cual pondrá al espectador detalles que antes no podía ver, surgirán nuevos intereses y se expondrán preguntas antes insospechadas. Seremos reproducibles en cualquier lugar y a cualquier hora, sin la necesidad de hacer una fila, tomar un determinado lugar o siquiera desplazarnos hasta el.
Aunque esta nueva manera de ver las cosas seguramente nos traerá dicotomías y precarizaciones, también podremos encontrar un espacio para democratizar con mayor impulso nuestro quehacer y, llegar a todo aquel que pueda tener un dispositivo.
En fin, este pensamiento sobre la creación de la quinta pared puede ser una nueva acepción para trasladarnos de lo físico a lo digital, quizá el tiempo de la emergencia sanitaria está comenzando a ser una especie de costumbre y por ello debemos acostumbrarnos a desplazarnos entre estos dos mundos.