La raza de bronce

Opinión
/ 9 diciembre 2025

A las jovencitas las engatusan en Roblox, Minecraf y en plataformas de juegos online

Al Mexa se le reconoce en la calle. Cualquier punto del planeta tierra. El Mexa impone su cultura. Lleva la bocina con la música del panadero con el pan de Tintan. Ya no se le tiene miedo al ropavejero. Mucho menos al robachicos. A las jovencitas las engatusan en Roblox, Minecraf y en plataformas de juegos online.

Les prometen vida de princesas. Para cuando sospechan de algo ya viajan en autobús rumbo a la capital, Tijuana, Guadalajara Y Monterrey.

Compiten contra mercancía cubana, haitiana, venezolana, colombiana, argentina y todas las conacionables ya tuneadas con botox, reducción de mejillas, levantamiento de curvas, caderas, pechos. Comprando el título en universidad patito.

Al mexicano le reconocen el relajo como valor inherente al temperamento. Si no ganan, por lo menos se divierten solo.

Pasean por ciudades capitales del mundo occidental con la bocina. El mensaje de se compra charatarra vieja, bicicletas, autos para desarmar, lavadoras, aires acondicionados.

Monedas descontinuadas. Nosotros le compramos todo. La nacional llora cuando ríe. El torito acuna al hijo acicharrado en la filmografía de Notros los pobres.

Predecimos la muerte al andar de trepa cerros. Gira la cámara. Nosotros con ella. Son 200 metros de caída libre. Regresa el helicóptero de protección civil. Junta las partes despostilladas. Uno por semana. En la parte alta de la temporada, hasta tres están inscribiendo su nombre en el libro de lo eterno. Al lago de fuego y azufre o en el seno de Abraham.

Hasta en esos confites nos estaremos colando. Palabra de sostener la columna de los celestiales cronistas conversando con...

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop, Prêt-à-porter: crónicas a la medida y Perros ladrando a la luna en Monterrey

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