Las apuestas perdidas de México contra EU (una sota y un caballo...)
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Con el plazo fatal de un mes para componer un sexenio de complicidades y desafíos, el morenismo colapsa y huye, debatiéndose entre la desunión y el miedo
Por segunda ocasión, la 4T apostó y perdió ante Trump. La primera fue un error de principiantes y sucedió en el momento en que AMLO envió a su equipo de negociación al T-MEC en 2018 e hizo a un lado los acuerdos que ya existían en el avance de las pláticas; ante los novatos que designó, el tratado resultó un garapiñado de capítulos que obligaron a nuestro país a desnudarse ante la nación estadounidense.
En el Capítulo Comercial, el T-MEC estableció que se aplicarían aranceles a algunos productos originarios exclusivos o de denominación de origen, después obligó a que un porcentaje mínimo de los productos automotrices contuvieran componentes de un cuarto país y, posteriormente, en su Capítulo Laboral, que un 16 por ciento de los trabajadores de armadoras automotrices tuvieran salarios similares a los de sus empleados en EU; eso, en principio. Después, se desenterró el Acuerdo 98, por el cual se reconocía la autonomía sindical y la libre sindicalización, al poco tiempo que los salarios mínimos se incrementaran al nivel de 248 pesos diarios para 2024 y, por último, establecer los mecanismos de respuesta rápida para controlar el proceder de empresas y sindicatos “oficiales” sobre organizaciones radicales, con el propósito de regresar compañías a los Estados Unidos.
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Terminado el periodo de Trump, el comportamiento de estas imposiciones fueron aligeradas por los demócratas, lo que provocó tres problemas fundamentales para la relación entre ambos países: el primero, relacionado con la apertura de las fronteras a la migración “legal” y también a la ilegal, ya que las entidades de migración y de la Guardia Nacional vieron en este fenómeno una mina de oro para saciar sus bolsillos; el segundo, relacionado con la benevolencia de AMLO con los grupos criminales que invadieron de fentanilo a la unión americana y, tercero, el más importante relacionado con la balanza comercial y el evidente déficit de exportaciones de Estados Unidos para México, que llega a los niveles del 23 por ciento de los 1.8 millones de dólares por minuto que significa el mencionado tratado.
Sin embargo, las consecuencias de los acuerdos relacionados con el Capítulo Laboral les pegaron a las empresas en sus costos de labor y a los trabajadores en la vida cara que se produjo con los aumentos arriba de la inflación, en una economía de ficción en la que se compra menos con más pesos ganados.
La segunda apuesta perdida surge del capricho del expresidente AMLO, quien viendo la tempestad que se venía en noviembre del 2024 y con los resultados reales de la elección americana, insistió en imponer funcionarios de su entera gratitud y lealtad a operar los tres poderes de la unión, dejando a la Presidenta nula capacidad de maniobra para poder establecer un plan de contingencia ante las amenazas del presidente electo.
Otra situación fue causada por el compromiso con los grupos de la delincuencia organizada a cambio del control electoral y la proveeduría de efectivo para la magna campaña a la Presidencia y las gubernaturas ganadas de calle por Morena y, por ende, heredando el mismo a su sucesora.
La falta de operadores hábiles para enfrentar al Frente Unido contra Mexico, que encabeza Trump y es apoyado por su secretario de Estado, las agencias policiacas y el ejército norteamericano, es la mayor debilidad del ejecutivo nacional, ya que Ebrard fue doblado en el anterior sexenio y el psiquiatra De la Fuente no posee el prestigio internacional y mucho menos la habilidad diplomática. En consecuencia, la Presidenta ha tenido que acudir a escondidas a Luis Videgaray, ya que hoy día es el mexicano con mayor influencia en los Estados Unidos debido a su sociedad de negocios con el hijo del magnate de inmuebles. Aun así, las concesiones que Sheinbaum tuvo que ceder esta semana trascienden los límites de la sumisión al poder gringo.
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La primera jugada de la 4T en este segundo periodo fue ridícula y eso generó el enojo de Trump. Los asesores de la Presidenta que le aconsejaron la faramalla de decomisar una tonelada de fentanilo, sin evidencias suficientes, así como productos de un edificio de comercio chino en la calle Izazaga de la capital, que fue permitida por la misma Sheinbaum cuando fue jefa de Gobierno, fue el mayor error cometido. Pensaron que esa caja china sería tomada como una acción seria, como lo hace “el pueblo bueno y sabio” de México.
Con el plazo fatal de un mes para componer un sexenio de complicidades y desafíos, el morenismo colapsa y huye, debatiéndose entre la desunión y el miedo. Mientras tanto el gobierno gringo aplica la fórmula Rothstein: “Se trata de hacerles jugar el mayor tiempo posible. Cuanto más juegan, más pierden. Y, al final, nos lo quedamos todo”. ¡Haya cosa!