Las empresas familiares no peleamos por dinero

Opinión
/ 27 marzo 2024

Existe la falsa creencia de que el dinero genera peleas en las empresas familiares y que a raíz de estos problemas las empresas pueden llegar a su fin. Tengo que decirles que esto es mentira, es una simplificación del problema y aquí les cuento el porqué de esta afirmación.

Si esa creencia fuera cierta, la solución sería tan simple como poner el dinero en la mesa y terminar con el conflicto.

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La realidad es que las empresas familiares no peleamos por dinero, sino por cuestiones más profundas como, por ejemplo: los celos entre hermanos, las discusiones de pareja, los egos, la envidia, la mirada de un padre o de una madre o la preocupación por cómo son valorados dentro de la familia, entre otras tantas cuestiones emocionales que movilizan muchísimo más a una empresa familiar que el mismo dinero.

Sin embargo, debo decir que el dinero, por ser la moneda de cambio, puede ser uno de los temas candentes dentro de una pelea, pero el verdadero motivo de la pelea viene antes que la discusión monetaria. Esta simplificación, de creer que todo se reduce a una disputa por dinero, nos impide abordar los problemas reales de manera efectiva y, peor aún, nos impide encontrar soluciones a los verdaderos conflictos.

Les voy a contar una anécdota que grafica muy bien esto: hace un tiempo asesoré a una empresa familiar que atravesaba un supuesto conflicto administrativo que surgió tras una asignación de aumentos salariales dispares en un grupo de hermanos. Uno de ellos estaba contento porque iba a recibir un aumento de sueldo del 50 por ciento, pero se descontentó cuando se enteró de que sus hermanos también recibirían un aumento, pero del 60 por ciento.

A simple vista, la pelea se origina porque unos cobrarían más que el otro. Pero en realidad la pelea está más vinculada con el “por qué”, que se instala en uno de ellos sembrando pensamientos ambiguos sobre la valoración de su trabajo, la mirada que tienen de él y las diferencias que hacen respecto a sus hermanos y que impacta en la decisión del aumento salarial. Finalmente discuten por dinero, pero sus temores y dolores son otros.

En lugar de centrarnos únicamente en el dinero, debemos profundizar y comprender los intereses subyacentes de cada miembro de la familia. Esto implica ir más allá de lo evidente y entender las necesidades presentes y futuras de cada individuo.

¿Cómo nos damos cuenta que el dinero no es el problema? Porque tampoco es la solución.

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Volvamos al ejemplo de los hermanos, ¿consideran que se solucionaría el problema entre ellos si se empareja el aumento para los tres? Claro que no, quien recibió el aumento más bajo seguirá pensando en el porqué de esa diferencia.

Lo mismo ocurre en otros casos, como la disputa por la herencia de un fundador en donde las familias pelean por quedarse con la casa, antes que un terreno productivo en un campo. La casa tiene menos valor monetario que el terreno, pero sí más valor representativo. Una vez más, la pelea se presenta como un tire y afloje por los intereses puestos sobre las cosas que, a simple vista tiene relación con el dinero, pero aquí queda claro que se trata de algo mucho más profundo, vinculado con las raíces familiares.

Como consultor de empresas familiares me doy cuenta que para evitar este tipo de peleas es necesario que los líderes de una empresa construyan un “mapa de intereses” para entender qué es lo que buscan, qué es lo que necesitan y qué es lo que valora cada miembro de la familia que es accionista o futuro accionista en la empresa. Desde la consultora, recomendamos usar esta herramienta porque es lo que facilita la toma de decisiones para alcanzar una resolución de conflictos de manera más efectiva.

La idea de que las empresas familiares se pelean exclusivamente por dinero es una simplificación que debemos dejar atrás. Sí, es cierto que comprender las complejidades y los verdaderos intereses en juego de cada individuo de la familia es un gran trabajo que requiere de tiempo y constancia, pero esta es la mejor forma en que podemos construir un futuro próspero y en armonía para nuestras empresas.

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