Línea de Fuego
Una vez más, Arturo Pérez-Reverte echa mano de su intensa narrativa a modo de un suculento anzuelo para cualquier lector con un apetito voraz por sumergirse en una bacanal literaria. Cuando APR escribe sobre la guerra hay que leer con detenimiento cada línea. Es -probablemente- uno de los temas sobre los cuales cuenta con mayor envergadura: 21 años como reportero en conflictos bélicos lo respaldan. Chipre, Líbano, Eritrea, Croacia, Mozambique, Sudán, Nicaragua, Angola y una lista de siniestros eventos que se prolonga. Sus libros Territorio Comanche y El Pintor de Batallas resultaron un hito en la literatura hispánica.
En Línea de Fuego encontramos otro de estos impertérritos ejemplos. Esta novela cuenta no una, sino varias historias que convergen en un mismo punto beligerante: la guerra civil española. Por lo tanto, no es un libro sobre la diplomacia, el conflicto o los héroes que visten de domingo; sino sobre las personas que se inmolaron en él. Busca auscultar en la conciencia de los verdaderos protagonistas, aquellos que mordieron el polvo de las trincheras, que pasaron sed, que fueron traspasados por las balas o que perdieron algo más que la vida: la esperanza de un mundo mejor. A través de las páginas de esta obra se humaniza a quienes se vieron inmersos voluntaria o involuntariamente en una guerra cruenta y despiadada, como todas, planificada desde escritorios a los cuales no les falta una astilla a consecuencia de una bala.
El periplo de las tropas republicanas y falangistas en la Batalla del Ebro constituye el eje argumental de la trama, donde lo chocante es percatarse de que las diferencias entre unos y otros son anodinas. La mayor parte de los soldados no quieren morir, prefieren irse a casa, estar con la familia y vivir en paz. Pocos lo lograron.
Línea de Fuego
Arturo Pérez-Reverte
202o
Alfaguara
688 pp