‘Los Chorros’: ¿por qué no se acelera su rectificación?
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Con insana frecuencia los medios de comunicación reportamos accidentes ocurridos en el tramo de la carretera 57 conocido como “Los Chorros”. Con esa misma frecuencia se reiteran los llamados para que dicho tramo sea rectificado –o modificado– y de esta forma se disminuya su peligrosidad.
Como lo hemos reportado en nuestras páginas en numerosas ocasiones, incluso sin rectificación de por medio podría mejorarse la seguridad de dicho tramo y disminuir el riesgo que implica circular por el mismo, pero no parece haber interés alguno en hacer, ni lo uno ni lo otro.
Ayer mismo, un elemento de la paraestatal Caminos y Puentes Federales (Capufe) perdió la vida al ser embestido por un tráiler mientras realizaba tareas de apoyo a raíz de un accidente ocurrido momentos antes entre una camioneta y un vehículo pesado. Lo ocurrido evidencia, de forma violenta, la necesidad de medidas de prevención en el citado tramo carretero.
Por desgracia, mientras las tragedias siguen acumulándose en este segmento de la carretera 57 las autoridades responsables de ordenar medidas que lo eviten parecen no tener la menor intención de hacer algo al respecto.
Como se ha informado de forma puntual, desde el sexenio pasado existe –al menos en teoría– un proyecto para modificar el trazo de dicho tramo a fin de disminuir su peligrosidad. En septiembre del año pasado publicamos que el Centro de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) en Coahuila reportaba tener “un 90 por ciento de avance” en el proyecto de rectificación de las curvas en la peligrosa pendiente.
En diciembre del año pasado, luego de un grave percance en el que murieron al menos cinco personas, la Guardia Nacional se comprometió a instalar filtros de revisión que impidieran la circulación de conductores cansados o vehículos en condiciones deficientes, pero la iniciativa apenas duró unos cuantos días.
A la fecha, y pese a toda la evidencia sobre la peligrosidad de dicho tramo, la única “medida de prevención” es la imagen de una patrulla de la Guardia Nacional, impresa en plástico, que acaso alerta de forma momentánea a quienes circulan por el lugar.
¿Qué hace falta para llamar la atención de las autoridades federales respecto de la peligrosidad de dicho tramo carretero? ¿Cuántos muertos más deben sumarse para que se tome la determinación de destinar los recursos necesarios para corregir el trazo de dicha vía y/o establecer los mecanismos de vigilancia que prevengan más accidentes?
Cabría esperar que la respuesta a las interrogantes anteriores fuera que no es necesario sumar ni una víctima adicional a la ya muy larga lista de fatalidades registradas en dicha zona, pero no se trata de expresar buenos deseos, sino de exigir atención inmediata al asunto.
No existe ninguna razón lógica para seguir ignorando la realidad o para obviar la necesidad de tomar acciones urgentes. Por ello, quienes tienen la posibilidad de actuar para corregir la situación tendrían que hacerlo de inmediato y eso es lo único que la ciudadanía puede esperar.