Los delitos se disparan porque hay impunidad

Resulta obligado decirlo pronto y de forma clara: cuando en una comunidad se registran incrementos en la incidencia de una conducta catalogada como delito, el fenómeno tiene, en todos los casos, una causa central: la expectativa de ejecutarla sin ser castigado, es decir, de hacerla con impunidad.

La ecuación es simple y parte de la lógica más elemental: cuando una persona realiza un acto indebido y, habiendo sido éste atestiguado por la comunidad, el perpetrador no recibe castigo, tal hecho se convierte en un incentivo inmediato para que otros individuos, cuando se encuentren en la circunstancia de incurrir en la mima conducta, se sientan más inclinados a llevarla a cabo.

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Y si se persevera en la actitud, es decir, en la desatención del fenómeno, esto provoca que la conducta se normalice o, en otras palabras, que comience a ser vista como algo “inevitable” o “irremediable”, algo contra lo cual no hay remedio y lo único que nos queda entonces, a nivel individual, es adoptar medida preventivas para evitar convertirnos en víctimas.

Peor aún: como lo postula “la teoría de las ventanas rotas”, la ausencia de acciones en relación con las conductas de menor gravedad provocará, en el mediano y largo plazo, que comiencen a proliferar conductas más graves, pues el fenómeno se convierte en una bola de nieve.

El comentario viene al caso a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo al incremento que ha registrado, en los últimos cinco años, la incidencia del fraude en Coahuila. Durante dicho período, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el número de denuncias recibidas por el Ministerio Público por este delito no ha dejado de crecer.

De hecho, las estadísticas muestran que en los primero nueve meses de este año ya se rebasó el número total de carpetas iniciadas durante todo el 2023 y por ello el 2024 apunta, de mantenerse la tendencia actual, a imponer una cifra record en el número de fraudes denunciados.

Aquí es necesario tener en cuenta una cosa: como ocurre con muchos otros delitos, el de fraude tiene una “cifra negra” importante, es decir, un volumen de fraudes que no son denunciados por la víctimas, bien porque no confían en las autoridades, bien porque consideran que el costo de denunciar terminará siendo superior al de lo ya perdido.

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¿Por qué Coahuila registra tasas incrementales en la incidencia del delito de fraude en el último lustro? Como ya se dijo, la razón fundamental es la impunidad, es decir, la ineficacia de las instituciones que forman parte del sistema de justicia, señaladamente la responsable de investigar y judicializar los casos que se le presentan que, en el caso específico de nuestra entidad, es la Fiscalía General del Coahuila.

La única forma de que la incidencia señalada disminuya es identificar las causas del fenómeno -vinculadas seguramente a la incompetencia y la corrupción- y corregirlas. Cabría esperar que las autoridades responsables de actuar lo hagan y que ello ocurra lo más pronto posible.