Los happy problems y el CONACYT
Samuel litiga. Contra todos y contra nadie. Incluso pelea la suspensión de la beca del CONACYT, en su paseo como honorable diputado local
A tiempo completo. Todos los días el área metropolitana está rebasada. Si. Perdemos tres horas en trayectos. Estudiantes, trabajadores y paseantes sorprendidos. Ni para adelante ni para atrás.
Estáticos sin fe. A volar pajaritos. Otra vez nuestro gobernador viaja. Huye. Corre. Misiones centrifugadas. Nearshoring. Llega la inversión extranjera. Hay mucha oferta de trabajo.
De obreros, en exclusiva. Los pensantes se agotan en el laberinto de la burocracia gubernamental. Samuel Alejandro García Sepúlveda corresponde a la generación emergente.
Pasear por el campus de la UANL, donde cursó un doctorado el gobernador, respeta la diversidad. Mano con mano. Acaricia su ensueño el suave murmullo del suspirar.
Samuel litiga. Contra todos y contra nadie. Incluso pelea la suspensión de la beca del CONACYT, en su paseo como honorable diputado local.
La meteórica carrera académica, no se distraía de los asuntos a mejorar para Nuevo León. El señuelo de Pecos Bill, también whitetrasher, obtiene los grados de maestría y varios de doctorado.
Happy. Happy. Happy.
Hace patria quedado en el país. No es de la camada de fuga de cerebros. Su compromiso es movido por fines superiores. La justicia, la equidad y la libertad.
Justicia para quien pueda comprar al juez. Equidad en los bolsillos de los socios del campestre.
Sin pasar por alto, la libertad de demandar al mismo instituto donde se hace antesala para acceder a los niveles modestos.
Eso no es poca minuta. Trabajo, hay de sobra. Ya lo dijo, sin mencionarlo jamás, su compadre Elon Musk.
La prosperidad, el progreso, son happy problems, todos deseamos tenerlos, muy en el fondo, en el lado oscuro.
Encuesta Vanguardia
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