¿Los problemas de Venezuela los arreglamos los venezolanos?

Opinión
/ 19 enero 2025

Hoy se podría afirmar que, para nadie es un secreto, Nicolás Maduro jamás ha ganado una elección en Venezuela y ha estado en funciones desde el 2013

A la afirmación “Los problemas de Venezuela los arreglamos los venezolanos”, respondería enfáticamente que no. La situación política de Venezuela pasa por un proceso de negociación mixto, local e internacional, que debe resolverse por organismos internacionales garantes de la democracia global y regional. Pero ¿hay vigencia de esto? De ahí la complejidad para la resolución de la crisis política de Venezuela.

Esta crisis política no es reciente. En este año, el chavismo-madurismo arriba a 26 años de gobierno. El socialismo del siglo 21 profesado por Chávez se ha comido un cuarto de este siglo e inicia con un segundo periodo. El 28 de julio de 2024 se escribe en la historia patria como el mayor fraude electoral.

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En la Venezuela de la V República no se han cumplido los mínimos de la democracia procedimental, no se ha tenido decoro ni en las formas. Al sistema electoral venezolano a modo del Consejo Nacional Electoral (CNE), institución que a partir de la actual Constitución que data de 1999, se le confirió el Poder Electoral, uno de los cinco poderes de Venezuela.

Por el CNE, durante estos 26 años, han pasado vergonzosos personeros del régimen, como lo son Jorge Rodríguez Gómez (2005 – 2006), Tibisay Lucena (2006 – 2020) y el actual Elvis Amoroso. Quienes han realizado todas las artimañas ajustadas al mandato presidencial para preservar el poder durante estos últimos 20 años. Hoy se podría afirmar que, para nadie es un secreto, Nicolás Maduro jamás ha ganado una elección en Venezuela y ha estado en funciones desde el 2013. Lo que se traduce en 12 años de usurpación del cargo.

El fatídico 28 de julio coincidió con una visita que hice a mi familia en Venezuela. Para ser exactos, llegué el 11 y me regresé el 25 de julio de 2024. Durante mi estancia realicé un trabajo de campo informal y le pregunté a prestadores de servicios de todos los niveles sociales, en la capital y en interior del país: ¿Cómo ven las elecciones? Y la respuesta de cada uno fue contundente: “voy a apoyar a Edmundo y vamos a ganar”. Dudo haber coincidido con más de dos personas que refirieran algo diferente. Me fui con la sospecha empírica de que el triunfo de Edmundo sería avasallante con una relación de 90/10 o en su defecto 80/20. El Pareto estaba consumado.

Pasadas las elecciones, con una participación histórica de un 60 por ciento del electorado, el resultado −según actas− fue el siguiente: Edmundo González: 7 millones 443 mil 584 votos y Nicolás Maduro: 3 millones 385 mil 155 votos, lo que se traducía en prácticamente un 70/30, igualmente se cumplía el Pareto. Se pueden consultar en: https://resultadosconvzla.com/

Sin embargo, el delincuente electoral Elvis Amoroso exponía, con servilleta en mano y en cadena nacional, que “el primer boletín marca una tendencia contundente e irreversible, con el 80 por ciento de las mesas escrutadas y con un nivel de participación electoral del 59 por ciento. Expresaba los falsos resultados de Nicolás Maduro: 5 millones 150 mil 092 votos (51.2 por ciento), y Edmundo González: 4 millones 445 mil 978 (44.2 por ciento).

Recordar es no olvidar. En la elección del 2013, casualmente Nicolás Maduro obtuvo 7 millones 587 mil 579 (50.61 por ciento) de votos y Henrique Capriles, 7 millones 363 mil 980 (49.12 por ciento).

El 10 de enero de 2025, fecha para la toma de procesión, ¿qué ocurrió? Nunca se presentaron las actas durante estos casi 6 meses, manifestaciones y persecución política, repudio de la comunidad internacional, pronunciamiento de la OEA, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), del Parlamento de la Unión Europea, del Centro Carter, de observadores internacionales, de congresistas de los Estados Unidos de América, el silencio de China y el desmarcaje de toda la izquierda seria latinoamericana. Para la toma de protesta, en la comitiva internacional sólo se presentaron dos mandatarios Miguel Díaz-Canel (Cuba) y Daniel Ortega (Nicaragua). Sobran las explicaciones.

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¿Qué esperar? Diría que los venezolanos honestos, encabezados por María Corina Machado y Edmundo González, han hecho un trabajo nacional e internacional excepcional y sobrehumano. Sin embargo, no se consolida el cambio democrático. Las estrategias han sido insuperables, pero no se logra consolidar. Se ha avanzado, pero no consolida. El apoyo internacional es masivo, pero no debemos dejar de observar el alejamiento del caso Venezuela por el presidente Joe Biden, la próxima toma de posesión del presidente Donald Trump para este 20 de enero, la guerra de Ucrania y los intereses de Rusia y China sobre el petróleo y la minería de Venezuela. Aunado a los focos dictatoriales de Centro, Caribe y Suramérica.

Con la salida de Maduro, caerían como naipes Cuba y Nicaragua. Al cierre de esta columna, Donald Trump invitó a González Urrutia a su toma de posesión, asistencia que fue confirmada. Expresa el presidente electo que aprovechará “todos los espacios para defender la voluntad de los venezolanos” (CONVZLA, 16/01/2025).

El autor es venezolano-mexicano, doctor en Política Pública, profesor-Investigador de la Facultad de Jurisprudencia de la UAdeC

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