Los retos de la juventud en materia de educación y oferta laboral
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¿Estamos brindando las oportunidades que nuestros jóvenes necesitan?
Por Sofía Delgado Sánchez
El pasado 15 de julio se conmemoró el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud, en el cual la Asamblea General de las Naciones Unidas pretende crear conciencia sobre los desafíos en materia de educación y oferta laboral a los que se enfrenta este sector de la población, además de fomentar la inversión en el desarrollo de las habilidades de la juventud.
Si bien es cierto que las organizaciones mundiales e internacionales, así como el gobierno de nuestro país, deben trabajar en la generación de leyes y mecanismos que protejan el futuro laboral de la población juvenil, este día nos invita a cada persona adulta a reflexionar, desde nuestras trincheras: ¿estamos brindando las oportunidades que nuestros jóvenes necesitan?
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Ser psicóloga del estudiantado de la Licenciatura en Derecho con Perspectiva en Derechos Humanos de la Academia Interamericana de Derechos Humanos (AIDH) me ha permitido conocer de cerca las problemáticas a las que las y los jóvenes se enfrentan hoy en día. Nos encontramos en un contexto socioeconómico en donde cada vez es más común que la población en edad universitaria deba trabajar –ya sea en un empleo formal o informal– para poder costear sus estudios, lo cual genera una sobrecarga de actividades.
Además, no olvidemos que seguimos enfrentando los estragos que dejó la pandemia en materia de salud mental y educación, sobre todo para esta parte de la población, cuyas infancias y adolescencias se desarrollaron en un ambiente de incertidumbre económica, educativa y de salud, lo que generó un deterioro en sus habilidades sociales y procesos de aprendizaje, además de que los niveles de ansiedad, estrés y depresión aumentaron en la población en general.
De igual forma, he podido ver de cerca las cualidades que las y los jóvenes poseen; son personas que tienen en claro sus convicciones e ideales, dispuestas a luchar por las causas sociales con las que se identifican. Son personas tenaces, perseverantes, persistentes, proactivas, frontales, sensibles y emocionales, que están dispuestas a trabajar día a día para cumplir sus metas.
El uso del término “generación de cristal” ha ocasionado un estigma en la población juvenil, y en muchas ocasiones las características anteriormente mencionadas son consideradas problemáticas, principalmente en el ámbito laboral y educativo, ya que representan un reto de adaptación para quienes estamos a cargo de la formación de las y los jóvenes.
Pero ¿el personal docente y de apoyo estamos a la altura de sus necesidades? Ante el inicio del próximo periodo escolar en las distintas ofertas educativas universitarias de nuestra ciudad, debemos preocuparnos por no solamente dotarlos de conocimientos teóricos, sino también de habilidades prácticas, vivenciales y socioemocionales que les ofrezcan un futuro laboral más prometedor.
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Esto no abarca solamente un cambio en los planes de estudio o en la didáctica; principalmente se trata de un cambio de actitud, de una postura en donde tomemos en cuenta lo que nos dicen, en donde les validemos, reconozcamos sus necesidades, inquietudes y propuestas; no subestimemos sus capacidades ni les privemos de la responsabilidad que esto representa.
Aprovechemos la persistencia y sensibilidad que tiene la juventud para que, junto con la experiencia y formación de las personas adultas, podamos inspirarles y motivarles a continuar rompiendo paradigmas principalmente en el ámbito educativo y laboral.
Debemos formar estudiantes que no tengan miedo a expresar su opinión fundamentada, que sean capaces de tomar posturas críticas e informadas, ya que eso las y los llevará a enfrentarse con seguridad a un mundo laboral cada vez más complejo en donde no sólo aprendan a seguir instrucciones laborales, sino que sean capaces de ser personas proactivas, innovadoras y que se conviertan en verdaderos agentes de cambio social.
La autora es psicológica de la Licenciatura en Derecho con Perspectiva en Derechos Humanos de la Academia IDH
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH