Ludopatía, otra pandemia sobre la que nadie alerta

Opinión
/ 5 marzo 2024

La adicción al juego es uno de los más graves problemas de salud pública en el mundo. Por desgracia, nadie parece tener intención de reaccionar ante esta auténtica pandemia

“Yo realmente empecé el juego como un hobby, nunca lo empecé como una enfermedad porque realmente la ludopatía es una enfermedad... desgraciadamente los casinos nunca pierden. Puedo ganar una vez, puedo ganar dos veces, pero al final de cuentas te van a llevar de calle. Yo he perdido, desde que empecé a jugar, alrededor de 10 o 12 millones de pesos”.

Las frases anteriores, parte del testimonio de Gerardo, un saltillense que hoy lucha contra su adicción al juego, retratan de forma cruda un problema del que no se habla, pero afecta a miles de personas a nuestro alrededor. Es una auténtica pandemia que cobra víctimas de forma cotidiana y no distingue clase social, género ni grados de preparación académica.

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No se trata, por cierto, de un problema nuevo. Desde 1992, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció a la ludopatía, o adicción al juego, como un problema de salud y desde entonces claramente se ha convertido en un problema de salud pública en el mundo.

La Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés) define a la ludopatía como un comportamiento que incluye diversos síntomas, entre los cuales se encuentran la comisión de delitos para conseguir dinero para jugar, padecer irritabilidad cuando se intenta dejar de jugar o jugar menos, recurrir al juego como forma de escapar a los problemas cotidianos, apostar cada vez mayores cantidades para intentar recuperar lo perdido, o mentir sobre la cantidad de tiempo o dinero invertidos en el juego.

Como cualquier adicción, señalan los especialistas en el tema, la multiplicación de casos tiene relación directa con la posibilidad de acceder al elemento adictivo, en este caso la posibilidad de apostar. Y si algo se ha vuelto accesible en nuestros días es justamente eso.

Una simple búsqueda en Google con la frase “apuestas online” arroja, en poco más de medio segundo, ¡22 millones y medio de resultados! Las primeras páginas de la búsqueda corresponden, todas, a sitios que invitan a la realización de apuestas. Muy abajo aparece esporádicamente una entrada advirtiendo sobre los riesgos de apostar.

Incluso las preguntas que Google despliega luego de los primeros registros, y teóricamente están diseñadas para “enriquecer” el resultado de la búsqueda, están orientadas a promover la actividad. “¿Qué aplicación es buena para apostar?” o “¿dónde puedo apostar en línea?”, son apenas dos ejemplos.

Por otra parte, los espectáculos deportivos se han convertido en el espacio predilecto de las empresas de apuestas que hoy cuentan con el “respaldo” de múltiples figuras públicas, de “influencers”, dedicadas a incitarnos a las apuestas, es decir, a la ludopatía.

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Estamos, ni duda cabe, ante un problema de salud pública que, de no ser atajado, tendrá múltiples y muy nocivas repercusiones en nuestra sociedad. Padres de familia, autoridades y líderes de opinión deben asumir la responsabilidad que tienen ante este problema creciente.

El momento para actuar es hoy, de inmediato, porque si no reaccionamos ahora, sin duda lo lamentaremos.

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