Apostador en Saltillo cuenta su historia de ludopatía: ‘debo un millón y medio de pesos’
Gerardo comenzó a drogarse a los 17 años. Nadie lo sabía, ni siquiera él. Comenzó con pequeñas dosis semanales a las que les comenzó a agarrar el gusto sin saber que serían el inicio de sus problemas en pleno 2024.
En ese momento, la droga que utilizaba no le representaba ningún problema pues solo invertía 15 pesos por semana. El consumo era mínimo y nunca le afectó su negocio ni a su familia.
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Los años pasaron y los 15 pesos por semana se convirtieron en 5 mil, la adicción comenzó a escalar y de a poco permeó en sus actividades diarias prácticamente sin darse cuenta.
Casi 20 años después, durante 2021, una pancreatitis, la pandemia y una lesión en la rodilla lo aislaron, haciendo un caldo de cultivo para que el consumo aumentara exponencialmente.
Tres años, una clínica de rehabilitación y un grupo de ayuda emocional en Saltillo después, tiene una deuda que asciende a un millón y medio de pesos a prestamistas, misma que adquirió a partir de su adicción.
En la casa de Gerardo no se alarmaron por muchos años. Además de ser silenciosa, la droga que consumió es prácticamente invisible y no deja rastros ni olores. Personas extrañas no llegaron a su casa a dejarle algún paquete envuelto en cinta canela. Nunca hubo jeringas, churros, dealers, focos, piedras, ni líneas de cocaína.
De prácticamente todas las drogas se han advertido los riesgos. Cuando se consume una Coca-Cola, la etiqueta advierte el exceso de azúcar. La cajetilla de cigarros muestra una rata muerta y aclara que produce cáncer.
Sin embargo, la que consumió Gerardo se promociona en todos los partidos de futbol en México. Una de las empresas que mejor mueve el producto en el país, es patrocinador de la Liga MX y de casi todos sus equipos. Esa empresa además es dueña del Querétaro y de Xoloitzcuintles de Tijuana.
“Caliente fue el clavo de mi ataúd. Ahí son apuestas diarias, los 365 días del año las 24 horas. Entonces ahí empecé con el juego grave. Yo siempre había jugado pero nunca le había pasado nada a mi familia”, contó Gerardo en entrevista para VANGUARDIA.
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Aclara que al principio apostaba en un formato semanal llamado Progol de la empresa Pronósticos, que después implementó Mi Progol que le permitió apostar diario.
A partir del aumento de su consumo de apuestas en 2021, los problemas empezaron con las colegiaturas de sus hijos y la despensa de su casa, cosas que no habían pasado hasta ese momento.
“Ahorita debo aproximadamente un millón y medio de pesos. Estoy vendiendo mi casa, el único patrimonio que tengo además de los vehículos. Era el único patrimonio que tenía para mis hijos y la estoy vendiendo para poder solventar todas las consecuencias que dejé con el juego”, narró Gerardo.
Agregó que cuando sufrió su hospitalización por la lesión en su rodilla comenzó a pedir dinero por aplicaciones, engrudo que se fue enredando hasta deber 90 mil o 100 mil pesos por semana.
Entre los prestamistas comenzaron a enviar su foto de WhatsApp para advertir de no prestarle más. Gerardo quería seguir jugando y llegó a apostar la nómina de sus empleados.
Llegó a los llamados agiotistas, quienes llegaron a prestarle 50 mil pesos para pagar la nómina. Sin embargo Gerardo destinaba 20 y apostaba 30.
La montaña de intereses que se acumuló le hizo negociar con los agiotistas para contarles que tenía un problema con las apuestas y que debía internarse en una clínica de rehabilitación en Mazatlán.
Eso hizo que los agiotistas entendieran su situación pero no que le perdonaran la deuda ni detuvieran sus intereses, mismos que aún le urge pagar para que no sigan aumentando. Contó que de un millón 100 mil pesos que debía, los intereses le han aumentado a 1.5 millones de pesos.
“Yo realmente empecé el juego como un hobby, nunca lo empecé como una enfermedad porque realmente la ludopatía es una enfermedad. Te hace daño porque realmente no es lo mismo ver un juego sin apostar que apostando porque la adrenalina te sube un 200 o 300 por ciento por la sensación que vas a ganar o que vas a perder”, relató.
“Desgraciadamente los casinos nunca pierden. Puedo ganar una vez puedo ganar dos veces pero al final de cuentas te van a llevar de calle. Yo he perdido desde que empecé a jugar, alrededor de 10 o 12 millones de pesos”, mencionó.
“Hice muchas cosas de las cuales me arrepiento, robé, hice muchas cosas que desgraciadamente nunca me lo había imaginado ni en sueños. Desgraciadamente la enfermedad me orilló a eso”, comentó Gerardo.
SE TRATA COMO A CUALQUIER ADICCIÓN
Norma Pérez Reyes, directora del Centro de Integración Juvenil (CIJ) en Saltillo, explicó que la adicción al juego genera una sensación similar a la de otras drogas.
“Los mecanismos que se dan en relación al problema de salud es muy parecido al del consumo de sustancias porque hay momentos que la persona tiene una conducta compulsiva y una conducta irracional al momento estar jugando de estar apostando. La aderinalina que provoca llega a crear un proceso de adicción y más cuando tienen buenas rachas”, indicó Pérez Reyes.
La psicóloga detalló que incluso se llega a tener sensaciones muy similares al síndrome de abstinencia que llevan a ansiedad o depresión cuando no se está jugando y por lo tanto no se está llegando al centro de placer como en el consumo de sustancias.
Agregó que en el CIJ se atendió a la última persona por ludopatía hace cerca de seis años, aunque la proliferación de casinos en línea sí es un factor de riesgo al hacer más accesible su práctica.
“La tendencia es que sí aumente porque cualquier situación en adicciones tiene que ver con que las cosas se encuentren más a la mano”, explicó.
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Por su parte, Amanda Covarrubias, quien ha sido acompañante de personas adictas a las apuestas, indicó que en Saltillo fue muy común que las mujeres adquirieran esta práctica.
“Es una de las adicciones muy psicológicas porque realmente el consumo no viene siendo una sustancia externa a la persona sino que se genera en la misma persona al momento de estar en el proceso de la adicción”, explicó.
PROBLEMA TAMBIÉN PRESENTE EN MUJERES
Pérez señaló que las mujeres, particularmente cuando se permitía la operación de casinos en Coahuila, resultaban las más afectadas por la cantidad de tiempo y dinero invertido en ese tipo de negocios.
Indicó que no se puede decir propiamente que las mujeres son quienes en mayor medida padecen este tipo de adicciones sino que son quienes más acuden a pedir ayuda.
Por su parte, Covarrubias gregó que es común que las mujeres no recurran a consumir otro tipo de sustancias por la estigmatización de la que pueden ser objeto.
La especialista coincidió con Pérez Reyes en que las apuestas en línea ponen en mayor riesgo a los usuarios pues realizan las apuestas en un sentido más privado, agregando que más jóvenes han optado por ese tipo de entretenimiento en los últimos años.
“Va muy de la mano con la ciberluropatía que es el término que se le da al ser generaciones que crecieron con los videojuegos, entonces en un momento dado la situación se traspola de los videojuegos tradicionales a unos videojuegos donde donde la respuesta química de la adrenalina pues es muchísimo más alta. La ludopatía no se ve como el consumo de una sustancia, no se percibe hasta que el problema ya está muy crítico”, explicó.
Ambas expertas coincidieron en que a partir de la prohibición de los casinos en el estado, se redujo considerablemente la ludopatía, principalmente entre las mujeres.
“Araíz de que hubo este movimiento de cancelar los casinos aquí en el estado sí hubo una disminución bastante grande. La pandemia por desgracia amplió esa parte de oferta de ludopatía aunque también es complicada como la medición por esta secrecía de las empresas”, detalló.
FALTA ATENCIÓN
Carlos Aguirre Valdés es fundador de Mizbah, una casa de autoayuda que brinda atención a personas con problemas emocionales y donde se apoya Gerardo.
“Para gente que se recupere de esto no hay la posibilidad, estamos en pañales en esto. No tenemos mecanismos que puedan decirnos ‘por aquí nos vamos’.”
“El sector salud se encarga de muchas cosas pero a esto no le ha puesto mucha atención. Nosotros no vamos a la vanguardia de situaciones como por ejemplo al cristal o al fentanilo”, detalló el también autor de A-Dicciones.
Para Aguirre Valdés, el problema de las adicciones y en particular el de la ludopatía es un problema “sumamente grave para sociedad”, haciendo énfasis en la dificultad para tener datos de la misma aunque se estima que hay 4 millones de ludópatas en todo el país.
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“Yo creo que el porcentaje de gente que asiste a casinos es mucho más leve que el porcentaje de la gente que juega por las redes. Ahí no tenemos ningún dato de quién juegue o quién no juegue. No te van a dar una información de cuántos son los socios que están jugando con ellos”, señaló.
En ese sentido, explicó que es mínima la cantidad de personas que acuden a recibir ayuda en casos de ludopatía pues es un problema que prácticamente no se percibe.
SEÑALES DE ALERTA
Según Amanda Covarrubias, una señal de alerta para identificar si se tiene un problema de ludopatía es cuando la persona se encuentra a sí misma dejando de realizar otras actividades por seguir jugando.
Otra es dejar de disfrutar los eventos deportivos sin apostar, pues aseguró que los entornos de competencia siempre se pueden llevar de manera sana.
“Hay una afectación en la psique de la persona con este alto consumo de la adrenalina y de ahora sí que secreciones que hacen que se altere la persona. Pasa de estados muy letárgicos a estados de adrenalina muy alta con irritabilidad que termina en agresión hacia el entorno inmediato que puede ser familia y compañeros de trabajo”, detalló.
Por su parte, Pérez Reyes detalló que incluso pueden presentarse problemas físicos como dolores de cabeza o cambios en el humor de la persona.
Coincidió en que la afectación de la parte económica es uno de los principales factores de riesgo, así como el poco cuidado que se pueda tener en entornos individuales, familiares o sociales.
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