Memorioteca o de la música que permanece

Opinión
/ 29 noviembre 2024

Hace unos meses reflexionaba acerca de las piezas de música que marcaron mis años de estudiante, así como las obras que me cautivaron por diferentes razones. Lo comparto en las siguientes líneas.

En la infancia la música entra desde diferentes flancos. Son otros los que deciden qué escuchar en la casa, así como cuándo y cuánto escuchar. Igualmente, las piezas para estudiar en los años iniciales en el aprendizaje de la música son determinadas por el maestro que sigue inflexibles métodos de enseñanza. Pocas y raras veces se me otorgó el privilegio de elegir. Ahí se dieron los primeros amores por algunas piezas y los primeros odios por otras.

De esta última categoría resaltan un par de métodos de técnica que agriaron mis horas de estudio: Ejercicios preparatorios op. 16, de Aloys Schmitt (1788-1866), y El pianista virtuoso de Charles- Louis Hanon (1819-1900). Actualmente muchos pedagogos de la técnica pianística dudan sobre las virtudes y bondades que otorgan estos métodos antiguos.

La contraparte son los numerosos tomos que compuso el austríaco Carl Czerny (1791-1857), alumno nada más ni nada menos que del genio de Bonn, Ludwig van Beethoven. Czerny fue maestro de pianistas fenomenales que siguieron a pie juntillas las enseñanzas de su maestro y difundieron sus métodos de estudio y perfeccionamiento pianístico, algunos de estos pianistas fueron Theodor Leschetizki, Anton Door y Franz Liszt, auténtico ídolo de masas del siglo diecinueve. Pienso que Czerny debe ser la puerta de entrada para el iniciante en el aprendizaje del piano porque aborda todos los ángulos, vertientes y riscos de la tumultuosa técnica pianística.

Geniales virtuosos del jazz estudiaron estos ejercicios antes de ingresar a las parcelas de la independencia técnica y las riberas fértiles de la armonía. No abundo más en ello y doy lugar a una nómina breve de piezas que están en mi memorioteca. El tercer Concierto de Brandenburgo de Bach (1685-1750). Único del ciclo de seis que el cantor de Santo Tomás compuso para cuerdas. Lo notable de estos seis maravillosos conciertos es que Bach los compuso poco tiempo después de sepultar a su primera esposa, María Bárbara (1684-1720).

La Ciacona (Chacona) en Mi menor para órgano de Diderich Buxtehude (1637-1707). Pieza que Carlos Chávez (1899-1978) orquestó en 1937 y que el escritor laureado con el Nobel de Literatura, Hermann Hesse (1877-1962), citó en su novela Demian (1919). Pistorius, uno de los personajes de la novela, es un organista que la aborda una y otra vez grabándola en la memorioteca de Demian.

La Fantasía en Fa menor, D. 940, para piano a cuatro manos del genial Franz Schubert (1797-1828), el primer y auténtico compositor romántico. La pieza la compuso en 1828, el año de su muerte. La obra es un dechado de lirismo y expresividad que reta a la musicalidad de los intérpretes que la abordan.

La Catedral de Agustín Barrios Mangoré (1855-1944). Obra concebida para guitarra y con una fuerte influencia de Bach, reflejada en el lenguaje contrapuntístico de la pieza estructurada en tres movimientos.

Obertura-Fantasía Romeo y Julieta, de Piotr I. Tchaikovsky (1840- 1893). Obra de tumultuosos temas musicales, de orquestación ubérrima y emociones desbordadas, la pieza orquestal es una de las obras más tocadas y queridas por el público melómano. Lector ávido de Shakespeare, Tchaikovsky musicalizó otros dramas del dramaturgo inglés, La tempestad y Hamlet.

Concierto para violonchelo y orquesta (tercer movimiento) No. 1, H. 7b, de Franz Joseph Haydn (1732-1809). Obra descubierta en 1961 en el Museo Nacional de Praga. El concierto lo compuso Haydn entre 1761 y 1765. Obra de demandante virtuosismo estalla en el tercer movimiento: agilidad, temperamento, energía desbordada, vaya pues, una obra que se adelanta con mucho al periodo clásico en el que se destacó Haydn.

La Sinfonía no. 2, The Age of Anxiety, de Leonard Bernstein (1918-1990). Obra compuesta entre 1947 y 1949, la pieza sinfónica se deriva de una lectura que hizo Bernstein del poema narrativo de W. H. Auden (1907-1973) del mismo título. La obra sinfónica rompe con los moldes convencionales de la estructura sinfónica y se adentra en los fragorosos meandros de las preguntas existenciales del siglo veinte. Este Atril está atiborrado de muchas obras que mencionaré en próximas columnas.

CODA

“(...) de la utopía emana el arte, y en ella desemboca”. Alfred Brendel

(El perfeccionista de la ejecución pianística. Sobre la música, 2007).

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