Mercado laboral y contrataciones; tres tipos de empresas donde nadie quiere trabajar
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Con la llegada de nuevas inversiones, sobre todo de gran tamaño, surge la pregunta si tendremos personal suficiente para cubrir las nuevas vacantes. Al menos en algunas regiones de nuestro estado la respuesta es no, parcialmente. Lo digo con conocimiento de causa porque al estar estudiando la llegada de nuevas empresas aquí a la región Sureste, el primer tema que surge es el del mercado laboral y cómo se va transformando por las necesidades que evolucionan. Ya no se demandan obreros generales, se demanda personal con características específicas para atender nuevas formas de producir, de organizar el trabajo (en equipo, sobre todo) y hasta de asimilar la nueva tecnología que viene con las nuevas inversiones.
Se busca empleados que puedan cubrir toda una serie de requisitos que si se cubrieran seríamos parte del primer mundo. Es aquí donde vienen también por parte de las empresas toda una serie de problemáticas, en general y para varios puestos, donde hoy quiero reflexionar porque si hay poco personal disponible, las empresas generan acciones que al empleado no le gustan y lo alejan.
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Para empezar, vemos en la región un tipo de empresa que le llamaría yo “la tortuga contratando”; es aquella que se toma meses literalmente para poder contratar a alguien. Dichas organizaciones se quejan de que no hay trabajadores disponibles, pero es en realidad su lentitud para contratar lo que las hace batallar para conseguir personal. Mi investigación ha demostrado que algunas empresas para cubrir una vacante de un ingeniero de bajo nivel, ni siquiera gerencial, han tardado cuatro o cinco meses en terminar el proceso, y no necesariamente para contratar, sino también para decir que no, que se vale, pero no después de tanto tiempo, sobre todo cuando la gente necesita tener repuestas. Esto genera en el mercado laboral mala fama, sobre todo entre los empleados de menor rango, que los alejan y que sólo bajo condiciones muy poco probables se emplean allí, pero en cuanto pueden se van. He oído decir a gerentes de recursos humanos, y ver sus respuestas en mi cuestionario, que se toman mucho tiempo porque sus procesos son muy elaborados y complejos.
Después vienen aquellas empresas a las que yo les llamo las “robotizadoras” porque, más que una persona, buscan un “robot”, alguien que haga el trabajo cumpliendo un perfil que un ser humano de carne y hueso difícilmente podría tener. He escuchado a personas de recursos humanos que dicen que necesitan personas que sólo sigan instrucciones al pie de la letra, pero cuando algo falla y el empleado no toma la iniciativa, se enojan. Este tipo de organizaciones batalla mucho para contratar personal porque en sus perfiles muy poco personal encaja.
Por el lado del trabajador, escucho muchas quejas porque no hay comunicación en lo laboral y mucho menos liderazgo, me dicen que sólo hay órdenes, pero cuando las cosas van mal siempre es el trabajador el culpable, es más, se refieren a estas empresas también como “echaculpas”. Los empleados también me comentan que el ambiente en estas organizaciones es frío, y hay muy poca integración, y es cierto, no he visto ni en las películas que los robots hagan amigos. En una de las ocasiones que hice una encuesta saliendo de un día de capacitación, los encuestados se quejaron de que se llega a tal sensación de “robotización” en la planta que, en las capacitaciones, los robots son los ejemplos. Si esto es cierto, vaya empresas en las que estamos trabajando hoy en día.
El tercer tipo de empresa que me he encontrado es la que he bautizado como la empleadora de “puro premio nobel de matemáticas”. Es la típica organización que se queja en todos los medios de comunicación que no hay personal capacitado, que los recién egresados no saben nada y que los que tienen experiencia tienen muchos vicios laborales. En fin, la serie de pretextos que ponen para contratar a alguien es tan grande que todo el periódico de un día no sería suficiente para la lista. Eso sí, se precian de tener el mejor talento, poco o tan poco que la gente contratada siempre está a disgusto porque trabajan más de lo que deberían porque las vacantes no se llenan y el trabajo es tanto que la rotación es el factor común, el empleado de estas empresas vive cansado permanenmente.
Para estas organizaciones, el proceso de contratación además de largo es complejo. He encontrado operarios que se quejan de los exámenes que se les aplican, hacen hasta chistes como “vengo a soldar y me piden que sepa matemáticas”, no voy a criticar las demandas de las empresas ni a ironizar sobre ellas, sólo mencionar que buscar el mejor talento también tiene consecuencias no deseables.
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Finalmente, la empresa “paga poco” o “coda” que contrata rápido, pero paga muy muy poco, es la típica que pide lo mínimo necesario, pero también pago lo mínimo que puede, pero busca descontarle al trabajador por cualquier motivo para así tener otro poco. Paga con retraso las quincenas y de vacaciones o prestaciones, muy a penas las de ley.
Estas organizaciones no se quejan mucho porque saben que gozan de un muy mal prestigio. Normalmente atraen talento muy joven sin experiencia, que una vez que descubre dónde ha caído se retira. Estas empresas andan reclutando en las calles no sólo en el centro, donde ya los conocen, sino que ahora andan en colonias de paracaidistas para llevarlos a trabajar. Para ellas tampoco hay empleados suficientes, aunque no dicen que el sueldo de mil 200 pesos a la semana no es atractivo para nadie y menos con las condiciones inflacionarias que prevalecen hoy en día.
Como puede verse, este tipo de empresas siempre tendrá problemas para contratar personal. No han acabado de entender que el mundo ya cambió al igual que Saltillo o nuestro estado. Tiene que haber un equilibrio entre el trabajo, el ingreso y el tiempo de descanso y esparcimiento. No se puede sólo trabajar o sólo descansar. En nuestra ciudad y en Coahuila sí hay trabajo, hay muchas personas que quieren trabajar, pero no en este tipo de empresas como las que citan mis propios datos.