México: Los mayúsculos retos del 2025

No va a ser un año fácil el que está por empezar.

Un mundo convulso en muchas de sus coordenadas, la creciente y peligrosa amenaza de que estalle una guerra de envergadura mundial, el cambio climático, los pronósticos económicos negativos para el planeta y para México, la violencia criminal y la irresuelta inseguridad en el país, así como los cambios políticos pendientes de implementar y que seguirán atizando la división, no dejan mucho espacio al optimismo respecto al 2025 por nacer.

TE PUEDE INTERESAR: 2025: Construyamos la Democracia Mexicana 2.0

2024, al que despediremos en un par de días, es histórico para México en muchos sentidos.

Es el año en el que por primera vez una incuestionable mayoría eligió a una mujer para gobernarnos.

Claudia Sheinbaum Pardo ganó las elecciones presidenciales y lo hizo, además, con una copiosa votación sin precedente de 30 millones de mexicanas y mexicanos, y con una enorme diferencia de votos respecto a los obtenidos por su más cercana contendiente.

Morena y sus aliados, con reglas elaboradas y aprobadas por quienes antes que ellos estuvieron en el poder y hoy son oposición (PAN y PRI), conformaron una mayoría calificada en el Congreso de la Unión, lo que facilitó la aprobación de un paquete de reformas constitucionales que son la base de un cambio de régimen: la polémica reforma del Poder Judicial que someterá a elección popular a ministros, magistrados y jueces; la extinción de los llamados órganos autónomos constitucionales, entre ellos el Instituto Nacional de Transparencia (INAI); el traslado operativo y administrativo de la Guardia Nacional a la Defensa y la devolución al Estado de la completa rectoría en petróleo y electricidad, entre otras.

2025 lo iniciaremos con una cada vez más ríspida relación con Estados Unidos. No hay visos de que su presidente electo Donald Trump renuncie a las amenazas de deportaciones masivas de migrantes, incursiones suaves o ásperas a nuestro territorio para aniquilar narcos o imposiciones arancelarias de 25 por ciento a los productos que les vendemos o les compramos. Esto último en el contexto del “neoproteccionismo” que anuncia Trump también con amenazas de guerras comerciales entre potencias y bloques regionales, y la reinstauración de su hegemonía geopolítica con ideas francamente descabelladas como la conversión de Canadá y México en los estados 51 y 52 de la Unión Americana o la compra a Dinamarca de la helada Groenlandia por necesidades de seguridad global estratégica.

Todas esas medidas impactan desde ya a una economía que −aun sin todos esos nubarrones− ya se pronosticaba de muy poco crecimiento, si no es que de estancamiento o hasta recesiva, y en el caso de México con un raquítico crecimiento menor al 1 por ciento, una inflación que no cede, una deuda en aumento, un déficit fiscal que difícilmente se mantendrá debajo del techo aprobado por el Congreso; una pesada carga del gasto social y la cada vez más cercana posibilidad de que las calificadoras internacionales le retiren al país el grado de inversión.

Ya veremos, además, cómo se procesa la elección popular en el Poder Judicial (en entredicho por los recortes al presupuesto del INE y la trabazón de sus tiempos por impugnaciones procesales); y atestiguaremos también cómo se gestiona la iniciativa de reforma electoral planteada dentro del llamado segundo piso de la transformación, que modificaría al INE al reducir el número de sus integrantes, que sometería a elección popular a sus consejeros y que eventualmente eliminará a los diputados y senadores de representación proporcional para reducir el número de integrantes del Congreso.

Y por si algo faltara, veremos si crece o no la violencia del crimen organizado, si por fin hay evidencia de la pacificación del país como se propone la presidenta Sheinbaum.

Por eso le digo que no se ve que vaya a ser un año fácil.

Ojalá y todos tengamos la sensatez de transitarlo sin ocasionarle daños mayores al país.

rrodriguezangular@hotmail.com

@RaulRodriguezC