Mientras haya arsénico, hay negocio
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El problema del arsénico en la región Laguna no es nuevo. Es un problema que comenzó a documentarse desde hace al menos cinco décadas. Pero es fecha que no hay una solución. Y sin solución, beber agua con arsénico se convierte en un asunto de salud pública y de negocio.
En medio del problema del hidroarsenicismo están los fracasos en los programas y proyectos, las soluciones superficiales y el negocio de unos cuantos.
Al inicio de la semana que concluye, publicamos en Semanario el reportaje sobre las plantas potabilizadoras para remover arsénico que terminaron inservibles, como elefantes blancos: sin uso ni beneficio.
Más de 370 millones de pesos se gastaron en ese proyecto avalado por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) hace más de 10 años. Fue dinero tirado a la basura, o mejor dicho, que terminó en manos de unas cuantas empresas que se beneficiaron de un proyecto sin pies ni cabeza. Un proyecto que nació muerto por la falta de planeación y previsión.
Hasta el momento nadie ha pagado por la responsabilidad administrativa de haber derrochado recursos sin ninguna planeación. ¿A quién se le cobra una mala planeación?
¿Quiénes se beneficiaron?
De los 378 millones de pesos en contratos que formalizó la Conagua, tres de cada 10 pesos fueron únicamente para la empresa Ozone Ecological Equipments, S.A. de C.V., una empresa que tiene su sede en la Ciudad de México.
A esta empresa le fueron asignados cuatro contratos de forma individual por más de 100 millones de pesos y uno más en conjunto con la empresa Osto Diseño Ingeniería S.A. de C.V., originaria de Durango.
Como si no fuera suficiente, esta misma empresa que se benefició del proyecto de las plantas potabilizadoras que no sirvieron, ahora también se beneficia de Agua Saludable para La Laguna, el proyecto del Gobierno Federal que pretende traer agua de las empresas para, otra vez, solucionar el tema de abasto y calidad de agua en la región Laguna.
En abril de 2021, la Conagua adjudicó de manera directa el contrato número 2021-B04-B22-RM-10-RF-AD-A-OR-0001 a la empresa Ozone Ecological Equipments en conjunto con Regiomontana de Construcción y Servicios, S.A.P.I. de C.V. y Construcciones y Servicios del Noreste, S.A. de C.V., los trabajos consistentes en la “construcción de dos líneas de conducción a presión: suministro, instalación y prueba de tubería de 44 y 62 pulgadas de diámetro; fontanería y obra civil en válvulas de admisión y expulsión de aire y desagües, fontanería de llegada a la planta potabilizadora, construcción de atraques de concreto armado y de cruces con tomas granja y con canal principal; y rehabilitación de camino de operación”. El monto: 395 millones 492 mil 221.98 pesos.
En mayo de este año, otra vez por adjudicación, se entregó a Ozone Ecological Equipments en participación conjunta con Regiomontana de Construcción, S.A.P.I. de C.V., e Ingeniería en Procesos de Tratamiento de Agua, S.A. de C.V, la construcción, suministro, instalación y prueba de equipamiento de la planta potabilizadora en el municipio de Lerdo. El costo de este contrato número 2022-B04-B22-RM-10-RF-AD-P-OR-0001 fue de mil 688 millones 698 mil 686.51 pesos.
AL TIRO
Combatir el arsénico en el agua del acuífero de La Laguna se ha convertido para muchos en un negocio redituable.
Nadie parece que pagará por el recurso derrochado en un proyecto fallido como el de los filtros antiarsénico que se construyeron y que no se usaron.
El proyecto de Agua Saludable para La Laguna, por otro lado, sigue sin convencer a muchos básicamente porque sigue sin atender el problema de fondo, además de que está pensado para tener determinado número de años de vida útil, es decir, cuando concluya la vida útil de la obra, el problema ahí seguirá.
Y seguirá para beneficio de muchos, quienes siguen haciendo negocio con el problema del arsénico. Cuando en términos prácticos, el problema se soluciona poniendo en cintura la sobreextracción de agua.
Pero, así como no se toca el dinero de los agrolecheros, mientras el problema continúe habrá negocios por hacer. Mientras tanto, qué importa que la gente siga bebiendo agua contaminada.