Mirador 06/08/2024
El Señor multiplicó los panes y los peces.
A consecuencia de esa multiplicación las panaderías y pescaderías dejaron de vender sus productos durante una semana, con las consecuentes pérdidas. Los empleados no percibieron sus salarios, y en sus hogares faltaron los peces y los panes. Las familias pasaron hambre, hasta que la ausencia de milagros hizo que las condiciones del mercado se normalizaron otra vez.
De ese relato apócrifo saco una consecuencia: hay que tener cuidado antes de hacer algún milagro como el de los panes y los peces.
Mejor todavía: no hay que hacer ningún milagro, al menos los de carácter multiplicador. Es preferible dejar que se cumplan las leyes de la naturaleza, que ya de por sí son bastante milagrosas.
¡Hasta mañana!...