Mirador 26/04/2023
Aquel día San Virila no hizo ningún milagro.
Les dijo a los aldeanos:
-El día es el milagro de este día. Cada nuevo amanecer es un prodigio, un regalo que el Señor nos da y que no sabemos apreciar y menos aún agradecer. Si vemos cómo se van los días deberíamos recibir con brazos abiertos y corazón emocionado cada uno que nos llega. Celebramos cada año de nuestra vida. Si en verdad conociéramos el valor del tiempo –y el valor de la vida– tendríamos que celebrar cada día y dar gracias por él antes de entregarnos al sueño por la noche. Saludemos por la mañana al nuevo día. Digámosle: “¡Qué milagro!”.
Aquel día San Virila no hizo ningún milagro.
El milagro ya estaba hecho.
¡Hasta mañana!...