Mirador 27/02/2024
Canta la tórtola, y su canto es triste.
Lo oye el árbol y se llena de tristeza.
Lo oye la nube y se apesara.
Lo oye el agua de la acequia y ya no canta: llora.
Todas las penas del mundo están en el canto de la tórtola. Está la pena del amor que no pudo ser y del que fue y se fue. Está la pena de la vida que llegó a su fin y de la que no pudo comenzar. Está la pena de saber que jamás se acabarán las penas.
Pienso que Dios estaba triste cuando hizo a la tórtola. Ahora vuelve a entristecerse al escuchar su canto.
Yo me entristezco junto con la tórtola y con Dios. Pero las tristezas se cansan de estar tristes, y nos dejan descansar. Volveremos los tres a estar alegres: Dios, la tórtola y yo.
¡Hasta mañana!...