Mirador 27/07/2022

Opinión
/ 27 julio 2022
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Cuando llueve en el rancho dice don Abundio:

-Están lloviendo centavitos.

Tiene razón el sabio viejo. La lluvia fecundará la tierra que nos dará los frutos de donde saldrá el pan nuestro de cada día.

Seguramente el buen Dios tiene ahora asuntos más urgentes que atender, el caso es que se le ha olvidado hacer que llueva. Nada más él puede realizar el milagro. El hombre hace intentos desmañados para atraer la lluvia, pero ésta procede solamente de la voluntad de quien hizo los cielos y la tierra. Y el agua.

-No nos queda más que esperar –dice don Abundio.

-Y rezar –añade doña Rosa.

Yo haré las dos cosas.

Mamá Lata, mi abuela, me enseñó a rezar.

Y la vida me ha enseñado a esperar.

¡Hasta mañana!...

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