Morena, el nuevo PRI (2 de 2)
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Morena resultó ser un mejor PRI que el mismo PRI... Por ende -y sólo en teoría- no debería preocuparnos mucho a los electores, cuál de sus dos versiones se alzará con la victoria en las próximas elecciones.
No obstante, para los coahuilenses hay una pequeña gran diferencia entre el PRI tradicional y su versión 2.0, el Movimiento de Regeneración Nacional.
Nos ocurre como cuando llevamos años aficionados a la misma bebida y un día nos cambian la fórmula. Para muchos el cambio es apenas notable o imperceptible, pero no para el viejo conocedor que hasta a ojos cerrados pasa la “prueba del añejo” con mención honorífica.
Así con los habitantes de esta devastada comarca llamada Coahuila de Zaragoza y su relación con el Revolucionario Institucional, que de tan ancestral se ha vuelto ya simbiótica. Lo digo sin exageraciones: aquí el priismo es ya casi una cosa identitaria, un estilo de vida; así como en otras regiones se distinguen por su folclore o gastronomía, para los coahuilenses el platillo tradicional es el muy tricolor atolazo digitalmente suministrado.
Estamos tan compenetrados en nuestra relación tóxica con el Robolucionario, que no es como que vayamos a permitir que llegue cualquier otro pinche maltratador genérico a hacernos la vida imposible.
Tengo buenas razones para creer que un nuevo tirano nos traería sufrimiento adicional. Y no se crea que con ello estoy clamando por la permanencia del PRI, ya a estas alturas de mi vida me tiene muy sin cuidado quien me asalte, nomás con que no me acuchille; ahora que si también me va a acuchillar, ya nomás con que no me viole.... Pero si se empeña en violarme, nomás que no me pida también que lo bese en la boca.
Ya le digo: a mí ya me da lo mismo maleante número 1 que maleante número 2. Como sociedad, sin embargo, creo que sí causaría desazón y malestar que el partido hegemónico y todos sus leales se vieran engrosando las filas del desempleo, mientras un grupo de advenedizos se apoltrona en sus oficinas y despachos a iniciar una larga, penosa y ascendente curva de aprendizaje en el arte de ser ineptos y corruptos, cosa que los del PRI dominan hace décadas.
Como le decía, el PRI ya hizo simbiosis con la sociedad coahuilense y el que no participa de alguna manera en la función pública, lo hace indirectamente, o tiene un negocio con el gobierno local, o un pariente en la nómina.
De allí come hasta “la oposición” (PAN y partidos morralla) que sólo son comparsa en el teatro local de las apariencias y las simulaciones.
Y no sé si ver a Coahuila convertirse en un feudo del régimen federal le vaya a caer muy bien a toda esa población que está de alguna manera asimilada y muy “hecha al sistema”.
Mire que yo antes decía: “¡Pa’adelante! ¡Con todo y sin temor a Dios! ¡Sumémonos a un proyecto renovador y de izquierda que promete restauración del orden, del Estado de Derecho y sobre todo, Justicia!”.
La pura posibilidad de ver enjuiciada y tras las rejas a la bola de ratas que arruinaron para siempre económica y moralmente a Coahuila, hacía que para mí valiera la pena cualquier sacudida social o proceso de aprendizaje-adaptación-desapendejamiento por prolongado o doloroso que pudiera ser.
Pero visto ya que Morena y su Cuarta Transformación no es sino una versión amateur del PRI pero con retórica e ideología de los años 70, que de izquierda tiene lo mismo que Provida, que no está interesada en la reparación del daño, en la persecusión del crimen ni en impartir justicia; y para la cual significa muy poco o nada la tragedia coahuilense de los últimos 15 años, la verdad no sé si merezca la pena molestarnos siquiera en dar semejante paso.
Piénselo en términos de mobiliario: Suponga que tiene usted un viejo mueble, un armario que no sólo es viejo, pesado, impráctico, apestoso, apolillado, sino que además es ofensivamente feo, feo como el dolor de muelas y le salió además carísimo (lo va a estar pagando a Coppel a 50 ó 60 años). ¿Sería bueno deshacerse de él? ¡Sin duda! Sólo que sería muy estúpido sacarlo para en su lugar traer un mueble igual de horrendo, pesado, voluminoso, inservible, caro, hediondo y guardapolilla ¡que además tiene que ser armado y viene sin instructivo!
Y no va a faltar el chairo trasnochado que lea en esto una traición de mis principios, que como no estoy apoyando al “movimiento” significa que me he vendido al priato (al que abomino). Sepa primero ese chairo que PRI y Morena (y el PAN también) pueden ir a tomarla por vía rectal. Y antes de llamarme traidor a la Patria, pregúntese primero si el traidor no será su Presidente, que no ha sido capaz de enjuiciar a ninguno de sus predecesores, ni de encarcelar a ningún ex gobernador del viejo régimen, esa caterva de auténticos capos de la mafia entre los que están nuestros distinguidos ex mandatarios estatales.
Yo no soy el traidor, yo quiero ver a “los hermanos Macana” presos de por vida calentando cemento. Pero el Presidente al parecer no, puesto que no mueve un dedo al respecto y no se necesitaría ni siquiera rascarle tanto. La porquería está en la superficie perfectamente documentada. ¿Quién es el traidor a la Patria?
Ya le apuesto diez contra uno que, sea quien resulte candidato a la Gubernatura de Coahuila por el partido del Presidente, va a agarrar de bandera y de discurso la Megadeuda, los Moreira, la inseguridad, Allende... etc. Pero esas son sólo líneas discursivas para candidatos hocicones que saben que no van a ganar, o que terminarán traicionando al electorado (¿verdad, Guillermo “hdp” Anaya?). ** hdp... Hijo de Dios Padre.
Aún así, sostengo que cualquier garantía de justicia y restauración para Coahuila nos obligaría a votar un cambio para sacudirnos el viejo régimen de encima. Pero si la garantía que tenemos en prenda de dicho cambio es la actitud pasiva y solapadora del Presidente, para quien la acción de la justicia se somete a pachorruda consulta, o es moneda de cambio y extorsión, que no combate la corrupción sino la encubre, entonces me doy cuenta de que ni molestarse en considerarlo amerita el esfuerzo.