Navidad, época de solidaridad
Hoy, que celebramos la Navidad, es oportuno recordar uno de los principales valores que la convivencia humana debe generar: la solidaridad. Para hablar de la solidaridad es necesario partir del hecho de que el ser humano es gregario por naturaleza, por lo que necesitamos de apoyo y complemento de la comunidad para cumplir nuestros objetivos.
Más aún si nos centramos en el siglo 21, el siglo en el que se ha consolidado la globalización. Con ello, tanto los aciertos como los problemas sociales, políticos, económicos, culturales y tecnológicos se comparten en distintas regiones del mundo. En ese sentido, la promoción de la solidaridad es fundamental para responder a dichas problemáticas mediante la cooperación en su solución.
Por ello, en días pasados –específicamente el 20 de diciembre– se conmemoró el Día Internacional de la Solidaridad Humana. Esta fecha fue proclamada en el año 2005 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Si bien la principal finalidad de conmemorar la solidaridad es la de promover la cooperación en la solución de distintos problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, también permite –entre otras cuestiones– celebrar y recordar la necesaria unidad en la diversidad.
Pero, para poner en práctica la solidaridad, es necesario comprenderla. Para ello, podemos comenzar por definirla. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, la solidaridad es “la adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”. Mientras que para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la solidaridad es uno de los valores fundamentales y universales en que deberían basarse las relaciones entre los pueblos del siglo 21.
Por lo tanto, podríamos concluir que la solidaridad tiene amplia e íntima relación con la empatía. En ese sentido, en distintas ocasiones, la sociedad mexicana ha sido ejemplo de solidaridad a nivel internacional. Ya sea frente a desastres naturales o problemáticas sociales, las y los mexicanos generalmente somos solidarios. Ello ha sido documentado a través de distintos medios, como por ejemplo la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020, en donde se señala que el 82 por ciento de las personas mexicanas mayores de 15 años ha realizado alguna vez en su vida una acción altruista o solidaria.
No obstante, como comunidad, aún estamos lejos de cumplir con los objetivos finales de la solidaridad. Por ejemplo, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, aún falta un gran camino por recorrer hasta lograr erradicar la pobreza y promover el desarrollo humano y social en las regiones menos industrializadas.
Si bien nos encontrarnos en un momento histórico, entre otras cosas por el uso masivo de las redes sociales, que por ejemplo nos permiten enterarnos y conocer a profundidad de las problemáticas o violaciones a derechos humanos que se desarrollan en otras latitudes, seguimos sin explotar más y mejor los alcances positivos que estas herramientas tecnológicas pueden ofrecer.
Por lo tanto, es importante reflexionar sobre nuestras características y condiciones, frente a las de otras personas, comunidades, regiones o países, para ser conscientes de nuestras oportunidades y ponerlas a disposición de otros y así aportar en el desarrollo social.
Sin embargo, tampoco debemos olvidar la responsabilidad gubernamental en la promoción y defensa de los derechos humanos. En ese sentido, el Día Internacional de la Solidaridad Humana y las fiestas navideñas son fechas oportunas para recordar los compromisos sociales y gubernamentales para fomentar las distintas maneras de promover la solidaridad y garantizar todos los derechos para todas las personas.
Así, ojalá, pronto estemos en condiciones reales de pasar una feliz Navidad.
El autor es coordinador general de la Academia Interamericana de Derechos Humanos
carloszamora@uadec.edu.mx
@carlos_zamorav
Este texto es parte
del proyecto de Derechos
Humanos de VANGUARDIA
y la Academia IDH