Nearshoring: un tercer ‘momento mexicano’
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Dicen que la tercera es la vencida. De acuerdo con Enrique Perret Erhard, coahuilense de Piedras Negras y con una destacada trayectoria en comercio y relaciones internacionales, México tiene una enorme oportunidad en el horizonte... y yo coincido plenamente.
Desde la acelerada globalización de los años noventa, México ha protagonizado dos momentos que han resaltado su potencial para convertirse en un referente económico a nivel global. El inicio lo marcó la firma del Tratado de Libre Comercio en 1994, seguido del innovador “Pacto por México” en 2012.
El TLCAN fue más que un mero acuerdo comercial. Representó el inicio de una profunda integración con Estados Unidos y Canadá, cimentando una robusta relación comercial pero potenciando también la inversión en nuestro país. Esta iniciativa no sólo proporcionó a México un corredor preferente hacia mercados boyantes, sino que también impulsó un crecimiento económico sostenido.
Por otro lado, el “Pacto por México” en 2012 no fue sólo un consenso político. Se tradujo también en la aprobación de una agenda legislativa que representó la modernización de sectores esenciales como: energía, educación y telecomunicaciones... pero las reformas fueron sólo el reflejo de un México decidido a avanzar y posicionarse como líder en el ámbito internacional.
Hoy, voces como la de Perret, y ecos en medios internacionales, sugieren que México se encuentra ante el umbral de un tercer “momento mexicano”, propiciado por el “nearshoring”. Esta táctica, que busca optimizar las cadenas productivas, coloca a México en el radar de empresas globales que buscan eficiencia en costos y producción.
La geografía mexicana, la habilidad de su fuerza laboral y sus tratados comerciales, configuran a México como el destino ideal para empresas buscando proximidad con Estados Unidos. Y si sumamos la diversificación económica y un enfoque renovado hacia sectores tecnológicos y de manufactura avanzada, el atractivo se magnifica.
Sin embargo, este renaciente “momento” también implica diversos retos. Desafíos como la desigualdad, la corrupción, la inseguridad y el cuidado del medio ambiente deben ser afrontados con determinación. La robustez institucional y la transparencia se erigen como pilares en esta etapa.
En mi podcast “De Coahuila para el Mundo” —disponible en @arturofrancomx en YouTube— conversé la semana pasada con Perret, y él hablaba de tres tendencias que están convergiendo: el avance tecnológico, la tensión entre Estados Unidos y China, y las dinámicas demográficas. Estos elementos, según Perret, configuran a México como el epicentro ideal para la manufactura de alto valor.
—“Todo eso hace que México sea un paraíso en el tema de producción”, me dijo Perret Erhard.
Este nuevo capítulo, este tercer “momento”, es una promesa de renovación. Sin embargo, para que México pueda capitalizar plenamente estas oportunidades, es esencial abordar desafíos internos y fomentar reformas que refuercen la justicia, la democracia y la equidad.
México se encuentra en el preámbulo de un periodo que no sólo podría impulsar el desarrollo económico y tecnológico, sino también reafirmar su posición como líder en América Latina y el mundo, promoviendo un futuro basado en el respeto, la colaboración y la prosperidad en un contexto global interconectado... Ojalá tengamos en los puestos de toma de decisiones a liderazgos que estén a la altura del momento.
arturo.franco.hdz@gmail.com