No les robemos sus vidas; la sobreprotección a los hijos, una forma leve de abuso infantil
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Las escuelas consideran fundamental que los padres se involucren más en las actividades académicas de sus hijos para facilitar su éxito escolar. Sin embargo, en los últimos años ha ocasionado un resultado opuesto. Muchos papás desconfían sobre lo que pasa en las clases de sus hijos, cuestionan las metodologías y actividades de los maestros y hasta contradicen las decisiones de los administradores.
Entiendo que los maestros y directivos de las escuelas cometemos muchísimos errores y los papás tienen el derecho de aclarar, sin embargo, ahora muchos padres no solamente argumentan, también destruyen su integridad. Algunos papás utilizan las redes sociales no solamente para expresar su opinión de cómo deben ser motivados sus hijos, sino que destruyen la integridad de los directivos y maestros expresando abiertamente que son incompetentes. Muchos de ellos se han convertido en maestros y entrenadores, dirigiendo los partidos de fútbol e indicando quiénes deben ir a la banca o no.
La modernidad ha provocado que nuestra vida sea mejor, pero en muchos sentidos la vida es mucho peor. A raíz de la pandemia, muchos de nosotros hemos cambiado tanto para proteger a los niños de experiencias difíciles, incómodas o dolorosas que su desarrollo se ha estancado y tendrá un efecto perjudicial en sus vidas adultas. En nombre de la compasión, nos hemos convertido en fanáticos del control. Aunque no lo creamos, pero el tener un estilo de crianza de sobreprotección sobre nuestros hijos es una forma leve de abuso infantil. Les estamos robando su vida:
1. No necesitan que hagamos cosas por ellos. Necesitan que los preparemos para que ellos solos hagan sus cosas. Un director de escuela me dijo al inicio del ciclo escolar presencial del año pasado que varios padres de familia exigieron que sus hijos fueran cambiados de salón de clase, ya que no estaban sus amigos. Si bien esto es comprensible, la solicitud de los padres sólo facilitaría temporalmente las cosas, pero más adelante las hará más difíciles para sus hijos. Esto es una gran oportunidad para que los niños vivan una pequeña experiencia estresante y fortalezcan su capacidad para hacer nuevos amigos. No debemos eliminar sus conflictos, sino prepararlos para enfrentarlos y manejarlos. Mi padre siempre me decía: “Esta es tu oportunidad de aprender a navegar situaciones difíciles”. Los niños pueden pensar que es lo mejor para ellos, pero los estamos dejando mal preparados para su futuro.
2. No nos necesitan para cumplir con sus responsabilidades. Muchos papás pensamos que nuestra misión es ayudar a nuestros hijos a tener éxito en sus vidas y les damos las respuestas en sus tareas. Esto puede ayudarlos a muy corto plazo, pero no logra enseñarlos a ser autosuficientes. Nuestro objetivo final no debe ser enseñarles qué pensar; debemos enseñarles a pensar. Cuando consumen contenido, debemos ayudarlos a obtener el contexto.
3. No necesitan que los controlemos. Necesitan que nos conectemos con ellos. Seamos realistas: nunca podremos controlar la actitud de un adolescente. Sin embargo, podemos buscar la conexión con un adolescente y, por lo tanto, profundizar nuestra influencia. La conexión a nivel del corazón es lo que más quieren y necesitan de quienes están a cargo. Cuando hay una relación de confianza, la mayoría de los adolescentes toman decisiones decentes. Si demostramos que realmente queremos conocerlos y que queremos confiar auténticamente en ellos, generalmente se inclinan hacia la relación.
Es hora de dejar de robar la satisfacción de los logros de nuestros hijos y dejar que nos muestren lo que pueden hacer. Seamos tiernos y amorosos, pero firmes en las expectativas. No cometamos el error de solucionar todos sus problemas, ya que crecerán con la creencia de que son incapaces de valerse por ellos mismos y con una percepción propia devaluada.
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